'Falta imagen en el vino español'
El enólogo Miguel Ángel de Gregorio cree que el sector debe venderse mejor
Le gusta definirse como 'hacedor de vinos'. Es ingeniero agrónomo, máster en viticultura y enología y ha realizado un curso de postrado MBA en administración de empresas. Tiene fama de enfant terrible desde que con 25 años revolucionó el concepto de los tintos clásicos de Rioja, elaborando en 1989 el primero de los vinos de pago que se hicieron en España, el Dominio de Conté, de Bodegas Bretón. Miguel Ángel de Gregorio es uno de los enólogos más valorados del país, y de los pocos que ha conseguido el reconocimiento internacional. A sus 41 años ha conseguido casi todo lo que se ha propuesto, a pesar -o gracias- a su carácter polémico y su claridad de ideas.
Nacido en La Mancha, pasó su infancia en La Rioja, adonde se trasladó su padre para hacerse cargo de los viñedos de Marqués de Riscal, y tras formarse en Madrid volvió a tierras riojanas. Trabajó en Marqués de Riscal, en Bodegas Bretón, y en 1995 sacó la primera cosecha de su Finca Allende, el proyecto que le ha catapultado al estrellato vinícola. Ha montado también la sociedad Paisajes y Viñedos y asesora como director técnico a la familia Entrecanales. Su último proyecto es la bodega manchega familiar Finca Coronado, cuyo primer vino saldrá a la venta en junio.
La multitud de viajes realizados por todo el mundo le han hecho un gran conocedor del negocio del vino. 'Hoy es muy difícil encontrar un vino español que no reúna unas condiciones tecnológicas impecables', aclara. 'En 20 años se ha mejorado mucho, aunque hay otro concepto de calidad, el que se asocia a la transmisión de sensaciones que poseen los grandes vinos, y es ahí donde nos queda mucho camino por recorrer. En Francia los precios de estos vinos han subido este año un 40%, pero mientras tanto existe una gran masa de vinos correctos que tienen problemas para venderse. Esa es la gran dicotomía que hoy hay en España y en el mundo'.
De Gregorio incide en un problema de vino español con respeto al europeo: su falta de imagen. En su opinión, 'estamos en idénticos niveles de calidad, pero la percepción que fuera tienen está muy por debajo, no hemos sido capaces de proyectar esa imagen, de saber vendernos. También en los medios vamos a remolque del mundo de la cocina y quizás el vino necesite un Ferran Adriá'. De Gregorio cree que la solución no es fácil porque afecta a un sector muy complejo en el que están implicados productores, distribuidores y hosteleros, y que hay que abordar el tema políticamente, protegiendo al viñedo español, 'único elemento fijador de la población al territorio', aclara, 'en regiones como La Mancha, Extremadura o Murcia, máxime cuando van a desaparecer los fondos europeos de la PAC'.
La polémica Ley del Vino -para él 'farragosa y sobrecargada'- se muestra innecesaria en muchas cosas y claramente restrictiva, ya que 'más del 50% está dedicada al régimen sancionador, en vez de proteger el vino y potenciar el mercado'. Para él la legislación más avanzada es la existente en Castilla-La Mancha, que ha admitido como denominaciones dos vinos de pago, al dar la posibilidad de que el productor cree con su viñedo su propia DO, controlada de forma independiente. En este sentido matiza que 'los Consejos Reguladores son figuras privadas de derecho público que responden a intereses de grupos de presión'.