Llega el apagón definitivo a la central nuclear de Zorita
La primera central nuclear construida en España deja de producir el domingo, dos años antes de terminar su ciclo y después de 38 años de actividad
Sólo hacen falta siete personas para detener una central nuclear. Es un procedimiento común, con un protocolo muy detallado. Cada año, la central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara) lleva a cabo este trámite de apagado, al que, además del equipo de los siete operarios entrenados, suelen acudir 'ocho o diez personas más por si acaso, entre ingenieros y mantenimiento', cuenta Jesús Fornieles, jefe de Seguridad de la central. Sin embargo, la parada del domingo a las 16:30 puede convocar a más de 100 personas. 'Yo creo que se acercará bastante gente, sobre todo los trabajadores. Es un momento simbólico', explica Fornieles. Porque, esta vez, Zorita no volverá a ponerse en marcha.
La primera central nuclear española, inaugurada en 1968, deja de generar energía definitivamente el domingo, cuatro años después de que se decidiera su cierre. Durante todo abril, la central ha ido bajando progresivamente la producción del reactor, que tiene una capacidad total de 150 megavatios, para llegar a la tarde del domingo con una potencia aproximada de 118 megavatios. Sobre las 17:00, comenzará la bajada de carga programada para llegar a cero antes de las 23:30. A esa hora, el operador jefe de la sala de control de la central nuclear José Cabrera accionará por última vez el pulsador rojo, que desacopla la central de la red eléctrica y desconecta el generador. 'Con este hito', anuncia la empresa, 'finaliza la explotación comercial iniciada hace casi 38 años'. Y a partir de aquí, comienza el proceso de parada y enfriamiento. 'Se introducen unas barras de grafito dentro del reactor, que absorben cada vez más neutrones y terminan con el proceso de fisión del uranio', explica Fornieles.
Un proceso desconocido
Desmontar la central cuesta 170 millones, que ya se han pagado con el recibo de la luz
En la semana del ocho de mayo, se abrirá el reactor y se iniciará la descarga del combustible. 'Se inunda el reactor de agua, se abre la tapa de la vasija y las grúas trasladan las barras de uranio a la piscina nuclear', continúa explicando Fornieles, para almacenarlas junto a las que hay guardadas desde 1983.
Hasta aquí lo rutinario. Este año, en lugar de volver a recargar el reactor, se iniciarán los trabajos de descontaminación de los circuitos primarios y auxiliar, que han absorbido la mayor carga radiactiva. Durante tres años, Fenosa tiene la obligación de encapsular el combustible nuclear y preparar la central y clasificar sus residuos, así como de construir un almacén de combustible en seco para acumular los restos de combustible. En 2009, la empresa entregará la central al gestor público de residuos nucleares, Enresa, que se hará cargo del posterior paso de demolición y transferencia de todos los recursos nucleares. Según José Ramón Armada, director de la División Técnica de Enresa y responsable del desmantelamiento de José Cabrera, 'en Zorita no quedará nada'. El desmantelamiento de esta central nuclear, que finalizará en 2015, costará a los españoles 170 millones de euros, que ya han desembolsado en el recibo de la luz. En el desmantelamiento será preciso mover 95.000 toneladas de materiales. De ellos 3.500 toneladas corresponden a residuos radiactivos de baja y media actividad. Otras 100 toneladas serán de combustible gastado y 35 toneladas otros materiales que constituyen residuos radiactivos de alta actividad. En total, 6.700 toneladas de restos de alta actividad se llevarán a un almacén que el Estado construirá antes de 2010. Su emplazamiento es desconocido aún. Ahí, se vigilarán durante cientos de siglos.
La clausura de la José Cabrera es a la vez simbólica y polémica. La empresa nunca ha estado de acuerdo con el cierre, que estaba pactado con los distintos actores sociales y los municipios cercanos para 2008. 'No tiene sentido no dejarnos funcionar hasta los 40 años de vida operativa. Pero lo asumimos y acatamos', afirma Víctor Sola, director de Generación Nuclear de Fenosa. En 2002, los partidos políticos acordaron no renovar el permiso de explotación y fijar este domingo como fecha límite, aduciendo faltas de garantías de seguridad. El cierre es un triunfo para la Junta de Castilla La Mancha, que lleva años pujando por conseguirlo; y para los ecologistas, que logran así su primera victoria contra la energía nuclear.
Sin embargo, para la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), María Teresa Estevan Bolea, lel cierre de Zorita dos años antes de que cumpliera su ciclo 'no obedece más que a una decisión política. La central hubiera podido continuar sin ninguna duda'. Prueba de ello es, para Fornieles, que la José Cabrera alcanzó un récord de producción en 2004 y su disponibilidad operativa en 2005 fue del 90,17%.
A tres kilómetros, en Zorita de los Canes, el único municipio situado en el radio de extrema peligrosidad de la planta, su alcalde Dionisio Muñoz cultiva lechugas y dice que nunca estuvo preocupado por la radiactividad. 'Si los ingenieros han criado a sus hijos a menos de 200 metros, viviendo en el poblado, yo puedo tener mi huerto tranquilo a 500'. Muñoz cuenta resignado que su pueblo, de 100 habitantes, tiene 'la decisión asumida'. 'Aunque es una pena', prosigue, 'porque estos años han sido los de mayor producción'. Gabriel Ruiz, alcalde de Almonacid de Zorita y trabajador de la fábrica, asume la clausura 'impotente' porque la central es 'segura'. 'Si no, sería yo el primero en pedir el cierre', afirma Ruiz.
Los alcaldes de los 26 municipios que forman parte del área de influencia de la central han pactado un plan de Desarrollo con la Junta, que supondrá una inversión de 20 millones para 10 años. Con ellos, se impulsará la economía de la zona y se promoverá la llegada de nuevas empresas. Ruiz confía en que la llegada de la nueva central sean 'un revulsivo para la comarca'. Sobre el temor de que sea más contaminante, Muñoz afirma que va a ir a visitar una idéntica en Sevilla 'porque me quedo tranquilo si veo las fresas cultivándose al lado'.
La energía se queda en Guadalajara
La energía seguirá teniendo su lugar en Zorita. Unión Fenosa construirá en los terrenos de la central nuclear José Cabrera una central con dos grupos térmicos de 400 megavatios (MW) de gas en ciclo combinado para la generación de electricidad. Así, la cúpula roja de la central de Zorita dejará su sitio a las dos torres que se aprecian en un fotomontaje elaborado por la eléctrica (en la foto).Los 800 MW que se instalarán supone multiplicar por cinco la potencia instalada hasta ahora. La inversión prevista para su construcción alcanzará los 253 millones de euros, con los que se crearán 50 empleos directos.El proyecto responde a la intención de la eléctrica de mantener el 'carácter industrial de los terrenos', dado que así se 'aprovechan las ventajas de un emplazamiento con las infraestructuras, los recursos y el personal adecuados'. Los alcaldes de la comarca ven la instalación y el gasoducto que vendrá con ella como 'una oportunidad para la zona, que atraerá nuevas empresas y propiciará el desarrollo'.