El negocio de la sangre en la Cruz Roja estadounidense, salpicado de pequeños escándalos
La Cruz Roja estadounidense, que forma parte de la organización no gubernamental y sin ánimo de lucro más grande del mundo, con 100 millones de miembros, no vive su mejor momento en Estados Unidos. Cuestionada por su actuación en la crisis de los huracanes, hoy es portada del prestigioso diario económico Wall Street Journal por pequeños escándalos de contaminación de sangre e intentar encubrirlos. Este reportaje le toca donde precisamente más le duele, en su mayor fuente de ingresos. El año pasado, el segmento de la sangre le proporcionó 2.140 millones de dólares.
El diario cuenta que, aunque la noticia no haya tenido mucha resonancia, la Cruz Roja estadounidense ha pagado más de cinco millones de dólares en multas y compensaciones por violar las reglas de la seguridad en la extracción y almacenamiento del fluido vital, en los últimos tres años. De hecho, esta mañana se enfrenta a un proceso en un juzgado federal que podría arrojar luz en sobre el asunto.
Aunque en sus 125 años de historia ha sido más conocida por su heroica ayuda en desastres naturales y guerras, la sangre se ha convertido en su gran negocio. Los bancos de sangre casi doblan los 1.420 millones de ingresos que obtiene de las donaciones. De hecho, la mitad de los productos con sangre y plasma utilizados en los hospitales estadounidenses provienen de la Cruz Roja.
Pero, hace tiempo que el Gobierno le reclama que mejore la seguridad en los procesos de extracción y almacenamiento. La última condena por violar la seguridad le obligó a pagar 47.000 dólares de multa. Además, tiene pendiente una causa desde el año pasado, cuando una inspección de Sanidad encontró 200 fallos en el proceso.
En el juicio de hoy, la organización está acusada de distribuir 607 pintas de sangre contaminada en Nueva Jersey, a pesar de que los responsables del organismo sabían que había sido extraída en malas condiciones, expuesta al aire libre, lo que viola las leyes federales. Entonces, la Cruz Roja suspendió al responsable, pero no informó a las autoridades ni intentó retirar las unidades de sangre contaminada del mercado. Aunque no se conocen enfermedades ni muertes relacionadas con el suceso, la información contribuye a agrandar la ola de pequeños escándalos que deforman la imagen de la ONG.
Un portavoz de la Cruz Roja estadounidense ha declinado comentar el caso concreto, porque está pendiente de resolución, pero ha dicho: "Nuestra prioridad es la seguridad en el proceso de las extracciones y estamos haciendo todo lo que podemos para cumplir las leyes federales".