Componer nuevas óperas para el siglo XXI
Los creadores coinciden en que los directores artísticos deben programar obras contemporáneas
Unas 170.000 personas podrán disfrutar de las 13 óperas programadas por el Teatro Real para la próxima temporada. Títulos de Strauss, Prokofiev, Rossini, Verdi, Händel. Pero una de las citas más esperadas será el estreno en mayo del próximo año de El viaje a Simorgh, de José María Sánchez-Verdú, 'el gran acontecimiento de la temporada', en palabras de Antonio Moral, director artístico del coliseo madrileño.
Una nueva producción del Real, dentro de su política de propiciar la creación de nuevas óperas que enriquezcan el género, que ha dado frutos como Don Quijote, de Cristóbal Halffter o Dulcinea, de Mauricio Sotelo, que estrenará el próximo mes de mayo.
Fue en 2002 cuando Jesús López Cobos, director musical del Teatro Real y buen conocedor de la obra de Sánchez-Verdú, propuso al joven compositor hacer una ópera, recuerda éste. 'Me ha dado libertad total'. El autor, nacido en Algeciras en 1968 y residente en Alemania, se inspira en la novela Las virtudes del pájaro solitario, de Juan Goytisolo, 'es una figura que me encanta', añade. El lenguaje musical hace referencia a la tradición española y árabe del siglo XVI. El viaje a Simorgh será su cuarta ópera. Antes, le espera el estreno de la ópera de cámara Gramma el mes que viene en Múnich, Lucerna y Berlín. Al tiempo, prepara conciertos, entre otros, para la Gewandhaus de Leipzig. La lista de encargos del Premio Nacional de Música 2003 se extiende hasta 2010.
El Teatro Real estrenará 'El viaje a Simorgh', de Sánchez-Verdú, el próximo año
El reconocimiento del trabajo de Sánchez-Verdú en Alemania y, en los últimos años, en España, le permite vivir exclusivamente de la composición, algo hasta ahora complicado en nuestro país, destaca Tomás Marco, quien recientemente ha estrenado la ópera de cámara El caballero de la triste figura dentro de los actos del Año Quijote. El compositor madrileño, autor de cinco óperas en diferentes formatos, valora las líneas institucionales de apoyo a la creación, pero por encima de cualquier ayuda 'la concienciación de los programadores y directores artísticos sobre la necesidad de incluir obras nuevas'.
¿Por qué las orquestas españolas no incluyen una cuota de música contemporánea en su programación?, pregunta Sánchez-Verdú. 'Cuando una orquesta sale fuera toca obras de Falla o Albéniz, ofrece los mismo clichés, eso no ocurre con otras artes plásticas', observa quien ha sido testigo del éxito internacional de Almodóvar o Barceló.
'Para un compositor es más importante estrenar que cobrar por su obra', incide Jorge Fernández Guerra, compositor y director del Centro para la Difusión de Música Contemporánea, organismo público de apoyo a la música. Dar a conocer las obras, trabajadas a fondo por buenos músicos. 'No es que la música contemporánea se toque poco, es que se toca mal'. Sánchez-Verdú echa en falta en la interpretación el interés dedicado, por ejemplo, a Mozart.
Avelina López-Chicheri, directora del Aula de Música de la Universidad de Alcalá de Henares, atribuye una gran importancia a la formación de nuevos públicos 'que no teman arriesgar escuchar y apreciar la música contemporánea'. 'En otras artes, como la escultura o la pintura, el estilo contemporáneo está aceptado, entre otras razones porque los medios han facilitado el conocimiento y apreciación', explica la responsable de esta aula de música por la que han pasado los principales compositores y musicólogos españoles y extranjeros.
'El encargo de una obra es una ayuda que arranca una carrera, pero lo fundamental es que se toque', recalca Jorge Fernández Guerra.
6.000 euros por composición
El crítico y compositor Jorge Fernández Guerra opina que la composición en España está mejor que nunca. 'Por primera vez hay cuatro generaciones activas y dándose el relevo', señala. Cita a los históricos Luis de Pablo y Halffter; a Tomás Marcos, Carles Santos o Josep Soler, que se dieron a conocer en los setenta; a sus contemporáneos José Ramón Encinar, José Luis Turina o Marisa Manchado, y a los jóvenes Jesús Rueda, David del Puerto, Mauricio Sotelo, Sánchez-Verdú, Sofía Martínez o Héctor Parra.Sobre las nuevas generaciones, el compositor José Luis de Delás considera que 'afortunadamente hay unos cuantos compositores jóvenes muy abiertos al resto de Europa y que logran una modernidad y un interés extraordinario'.El panorama es, para Tomás Marco, muy superior a la promoción que tiene la música contemporánea, dada la ausencia de potentes discográficas que, al igual que en la literatura o en el arte, se encarguen de la promoción de una obra y el artista.Desde las instituciones, la principal ayuda llega vía encargos. El Centro para la Difusión de la Música Contemporánea realiza unos 20 al año, un trabajo por el que el compositor recibe 6.000 euros por obra. Son encargos de conjunto de cámara, de pequeño y mediano formato, precisa su director.La Fundación Autor de la SGAE ha puesto en marcha en enero de este año el programa Encargos de Obras Sinfónicas, dotado también con 6.000 euros.Las orquestas proponen un autor y se comprometen a estrenar la composición en un periodo de dos años a partir de su entrega.