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Textil

Camisetas innovadoras para competir con China

Los productos asiáticos más baratos impulsan a las marcas españolas a invertir en diseño

El buen tiempo tiene su forma de vestir. Llegan las temperaturas primaverales y las camisetas se hacen de nuevo las dueñas de la calle. El público conoce la buena marcha de marcas españolas reconocidas, e incluso muy exclusivas, en este negocio, como Kukuxumusu y Custo Barcelona. Entre las perchas compiten, sin embargo, otras empresas nacionales, ansiosas de hacerse un nombre a la altura de sus diseños, en una industria atractiva pero no tan rentable.

Rivalidades empresariales aparte, el sector textil tiene una preocupación conjunta: su evolución en un entorno cada vez más hostil y la supervivencia de las empresas frente a las desmedidas importaciones chinas. Según los datos del Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc), en 2005 desaparecieron 205 empresas españolas en el gremio de la confección y se destruyeron cerca de 20.000 empleos, un 9% del total. Los cálculos del Consejo Intertextil para este año apuntan a una pérdida similar en términos porcentuales.

Estos retrocesos son consecuencia inmediata, según la patronal textil, de la caída de la producción: desde 12.790 millones de euros en 2004 hasta 11.575 el año pasado. El repunte de las importaciones, frente a unas exportaciones que no crecen, podría suponer pérdidas al sector de 4.200 millones. En 2005, las importaciones de productos chinos crecieron un 52% y supusieron un 18,7% del total de productos textiles importados; 1.552 millones de euros en prendas asiáticas mucho más competitivas en precio. La innovación, según el Cityc, se ha convertido en un factor clave para garantizar la competitividad empresarial. En el mismo sentido apunta la patronal textil, que insiste en que, para sobrevivir, hay que apostar por calidad de materiales y diseños. Este es el punto de partida de tres marcas españolas, jóvenes y no tan jóvenes, que hacen del diseño su valor añadido.

Paramita. La diversión rompe reglas. Paramita es una empresa sevillana con nombre de guerra y cuyo estandarte de batalla es diferenciarse del resto mediante la creatividad y la originalidad. Con estas armas se hizo un hueco en el mercado español, en el que sus camisetas se han 'consolidado como un producto de calidad y prestigio', según la empresa.

Hace cinco años, se lanzaron a invadir el mercado internacional con la presentación de su colección en París. Desde Paramita dicen orgullosos que 'la acogida fue tan positiva que en unos meses se constituyó una red comercial para toda Francia e Italia'. El año pasado vendieron más de seis millones de camisetas, con un precio medio de 43 euros.

Para ellos, la innovación llega ahora a través de una línea de complementos en la que están trabajando. Sus planes de expansión incluyen la apertura de nuevas tiendas propias y la exportación a más mercados.

Babiloki.Tras la estela de las vacas. Con una empresas de artes gráficas como madre, esta compañía valenciana nació hace un año con la intención de 'ser una alternativa seria para las tiendas multimarca de regalos y souvenirs'. Inquietos y jóvenes (tienen una media de 27 años), conocen las dificultades: 'Los competidores son muchos y fuertes y los precios de las prendas chinas hacen mucho daño. La progresión de crecimiento es dura pero es agradable ver como avanza', dice Josep Sanchís, responsable de comunicación.

El objetivo de la empresa para los próximos tres años es hacerse un nombre 'que esté en todas partes' y en el que 'la gente confíe por su calidad'. La innovación en su compañía pasa por la fuerza de su concurrida tienda online y por la diversificación del negocio: 'Hemos firmado acuerdos con Unipapel y Dimas para fabricar artículos de papelería y hogar con nuestros diseños.'

Log Cabin. Elogio a la lentitud. Esta empresa hispano-sueca surge en 1998 de la mano de diseñadores de distintas nacionalidades en busca de un proyecto en el que el diseño fuera un medio de expresión personal. Vinculados a la filosofía del movimiento Slow (tómate tu tiempo), Log Cabin aplica todos sus principios: calidad, cuidado de la prenda y un mimo en los detalles 'que sólo la fabricación fuera de la cultura de la velocidad garantiza', destaca Toni Cáliz, responsable de marketing en España.

Cuentan con empleados comprometidos con la marca y motivados 'por la libertad total de horarios' y creen 'en la variedad. Cada colección tiene su diseñador'. Para explotar el mercado español, en el que acaban de entrar, y en Portugal, están negociando con un socio capitalista y un distribuidor. Esperan un éxito como el logrado en Suecia, en el que han vendido 1,5 millones de camisetas a una población de ocho millones y son conocidos como marca alternativa de culto. Ahora tienen los ojos puestos en los mercados italiano e inglés.

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