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La exposición '¡Rusia!' moviliza al Ejército y al sector logístico

En la preparación de la muestra del Guggenheim Bilbao han participado 120 especialistas

Unas 300 obras maestras del arte ruso de los últimos ocho siglos se exponen estos días en el Museo Guggenheim Bilbao. Su traslado al centro vasco ha supuesto una revolución logística en la que han participado el Ejército ruso, 120 especialistas y la intermodalidad más segura del transporte.

Las obras han viajado desde Estados Unidos, centro de Europa y, por supuesto, Rusia. Los prestamistas (sus propietarios, que son otros museos, galerías y particulares) han cobrado en este caso tan sólo los gastos que les ha generado su cesión, según Daniel Vega, subdirector de Planificación y Organización del Guggenheim Bilbao.

La salida de las obras de Rusia movilizó al Ejército del país, que las escoltó hasta la frontera con Finlandia. Los militares protegieron un convoy de 12 camiones que luego embarcó en un ferry en Helsinki. El buque atracó en el puerto alemán de Travemünde, donde los vehículos volvieron a rodar, ya hasta Bilbao. Los expertos consideran más segura esta ruta (por la que se tarda seis días) que la que atraviesa el centro de Europa por los países satélite de la antigua Unión Soviética.

Las obras están aseguradas a todo riesgo, con póliza de terrorismo en tránsito y no en estancia, más frecuente tras los atentados del 11-S

Cada camión, con un conductor de relevo acompañando al que estaba al volante, rodaba con un coche de compañía. En él, además del chófer viajaba el correo, que no era el del Zar, como la novela de Julio Verne, sino un especialista que se responsabilizaba del estado de conservación de la carga del vehículo pesado.

Otras obras de la muestra llegaron por carretera desde París, donde se concentraron los envíos procedentes de Londres, Mónaco y Alemania. Un tercer embarque fue aéreo, con origen en Estados Unidos.

Hasta aquí en lo que se refiere al transporte, porque los trámites previos al traslado fueron más costosos. En Rusia, el sistema estatal de préstamos plantea muchas dificultades, se lamenta Vega, que recuerda que los camiones salieron con una semana de retraso por este motivo. En ese país, los aduaneros se trasladan a los museos para contemplar en directo el embalaje de las obras y el posterior sellado de las cajas, que sólo se abren al llegar a Bilbao, si no hay imprevistos.

Para agilizar esta fase, el centro vasco es el único museo del Estado que está registrado como agente aduanero, por lo que desde sus propios ordenadores y con un software especial puede acortar los plazos del transporte.

Cuando todos los elementos de la muestra estuvieron en Bilbao, los organizadores dispusieron de dos semanas para su instalación, ya prevista sobre plano, aunque los cuatro comisarios de la exposición (tres de ellos rusos) tuvieron la última palabra. A este cuarteto hay que sumar los 30 correos rusos, otros 30 instaladores a los que recurre habitualmente el centro y otro personal relacionado con el proyecto, como los registradores que sacan la foto a la obra en cuanto se abre su embalaje, para certificar en qué estado ha llegado. En total, 120 especialistas. Las obras están aseguradas a todo riesgo, con póliza de terrorismo en tránsito y no en estancia, modalidad que se hizo común tras los atentados del 11-S.

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