Bruselas revisará al alza el crecimiento de la zona euro este año
Por primera vez en mucho tiempo, los ministros de Economía y Finanzas de la zona Euro (Eurogrupo) celebraron el viernes su reunión semestral informal sin negros presagios en el horizonte. El comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, anunció en Viena que 'los malos datos del año pasado no se han repetido en el primer trimestre de 2006' y el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, mostró su convencimiento de que éste 'la zona euro se aproximará a su potencial de crecimiento'.
La datos definitivos se conocerán el 8 de mayo, cuando Almunia presente las previsiones de primavera de la Comisión. Pero Bruselas, a la vista de la reciente evolución tanto de los indicadores reales como de los de confianza, parece dispuesta a elevar una o dos décimas esa previsión. El pronóstico del último otoño era un crecimiento del 1,9%. El dato para el conjunto de la UE, que hace seis meses era de 2,1%, está ya en el 2,2%, y aún podría ser incrementado de nuevo.
Este esperanzador futuro refuerza la cautela de los socios ante las peticiones de ingreso más perentorias. La Comisión y el BCE advirtieron a Lituania y Eslovenia, los dos países que quieren adoptar el euro el 1 de enero, que deberán cumplir todos los criterios de adhesión (deuda, déficit, inflación y tipo de cambio) no sólo de manera coyuntural, sino de manera 'sostenible'.
Tanto Almunia como el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, insisten en que ese criterio afecta muy en especial a la inflación. Los dos candidatos la han contenido en los últimos años, pero los organismos comunitarios temen que esa buena evolución se deba sólo a medidas tomadas expresamente para superar el examen del euro.
Recursos directos para Europa
El presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, pidió en Madrid un 'debate serio' sobre la futura financiación comunitaria en la que se incluyan recursos directos, para evitar que las negociaciones desemboquen en el 'mínimo común denominador entre los intereses de cada país'. Con el sistema actual, 'Europa no es, como planteaba la Agenda de Lisboa, la zona económica más dinámica del mundo, sino la menos'. Borrell reconoció que el reciente acuerdo, que amplía en 4.000 millones de euros lo previsto por el Consejo Europeo, 'se queda corto para muchas políticas'.