Suiza suelta lastre y acepta renunciar al control sobre la operadora Swisscom
Después de impedir a su operadora varios acercamientos de y a otras compañías para consolidarse y formar un grupo mayor, ahora el Gobierno suizo parece dispuesto a ceder el control de su ex monopolio de telecomunicaciones. El Ejecutivo ha transmitido al Parlamento su proyecto de privatización total de Swisscom, en el que asegura que acepta renunciar a cualquier privilegio sobre la gestión de la compañía o sobre sus futuras operaciones.
El Gobierno helvético ha planteado su intención de salir del capital de Swisscom -el que todavía controla el 62,45%, con un valor en bolsa que ronda 10.400 millones de euros-, para lo que cuenta con el apoyo de la cúpula de la operadora. Venderá toda su participación, saldrá del consejo de administración y renunciará a herramientas como la conocida acción de oro. Berna está dispuesta a renunciar a ese privilegio y alega que, con la privatización total, Swisscom gozará de una verdadera libertad de empresa, sin poner el peligro la prestación del servicio universal de telecomunicaciones.
El interés del Gobierno helvético por privatizar la compañía radica en que sufre un conflicto de intereses a la hora de ejercer como regulador y a la vez buscar los mejores resultados económicos para Swisscom.