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La pelota a mano se acoge a los procedimientos concursales

Asegarce, participada por Arguiñano, acude al juez para renegociar 400.000 euros con la Seguridad Social

Si a buena parte de los aficionados a la pelota a mano, una de las modalidades de la pelota vasca, les preguntaran sobre lo que supone la presentación de un concurso voluntario de acreedores, seguro que mostrarían su desconocimiento. La estadística se podría trasladar al resto de los deportes, aunque en algunos de ellos, como en el fútbol, calificaciones como suspensión de pagos o quiebras sean más frecuentes.

Pero la pelota a mano, una disciplina singular, no muy extendida y cuya práctica se ciñe a unas pocas zonas de España, de Francia y algunos países de Latinoamérica, ha buscado, en su versión empresarial, el camino de los juzgados de lo mercantil para intentar resolver unos problemas que cuestionan su actividad. Asegarce, compañía participada por el mediático cocinero Karlos Arguiñano, ha presentado ante el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Bilbao concurso voluntario de acreedores con el objetivo de renegociar una deuda, del orden de 400.000 euros, correspondiente a las cotizaciones de la Seguridad Social de los 31 pelotaris adscritos a su plantilla.

El expediente, presentado ante el juez hace escasos días, se aceleró cuando la Seguridad Social reclamó en febrero pasado, por vía de apremio, más de 250.000 euros de las cuantías no ingresadas en su caja correspondientes a sus pelotaris con contrato. Por ley, y según un decreto de marzo de 2003, los profesionales de todas las disciplinas deportivas deberían acogerse al sistema general de la Seguridad Social. Hasta entonces, sólo el fútbol, el baloncesto, el balonmano y el ciclismo estaban sujetos a este régimen.

A los pelotaris se les da de alta en la Seguridad Social cuando acuden a los entrenamientos o los días que tienen que jugar un partido

En Asegarce lo tienen claro. Pagar sí, pero es necesario renegociar. Fuentes cercanas a la empresa de pelota a mano con sede en Bilbao afirman que desde hace dos años se han intentado reconducir las negociaciones con la Seguridad Social, a la vez que se ha interpuesto un contencioso contra el organismo público por la aplicación de un decreto que no ha sido consensuado. Su argumento se centra en que los contratos firmados con sus pelotaris, sobre todo con los primeros del cartel, han estado ligados a los pactos sellados a largo plazo con las televisiones, el principal sostén económico de esta actividad deportiva. Añaden que los acuerdos con su plantilla se cerraron con un régimen tributario a la Seguridad Social diferente al actual. A los pelotaris, en un figura que podría asimilarse a los trabajadores fijos discontinuos, les dan de alta cuando entrenan o juegan los partidos.

Así que el sistema, aseguran, debe revisarse. Para ello cuentan con el apoyo de las cabezas visibles del colectivo de pelotaris que ya están descontando una reducción de sus emolumentos como consecuencia de las aportaciones al régimen general. La renegociación de los contratos está ya en marcha, en una política que aplicará también Aspe, la otra gran empresa de la pelota a mano profesional.

El expediente judicial se ha presentado justo en los primeros días del Manomanista 2006, el campeonato más importante de la pelota a mano profesional.

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