La reforma de la ley de inmigración divide a EE UU
No es habitual que en un año electoral, (en noviembre se renueva parte del Congreso) se debatan leyes conflictivas. Pero este año, se está haciendo.
La agenda del Congreso y lo insostenible de la situación en varios estados fronterizos con México ha obligado a Washington a buscar soluciones para los problemas económicos y de seguridad nacional que la inmigración está planteando al país y que hasta ahora simplemente se habían ignorado mientras crecían. Ayer, el pleno del Senado negociaba una propuesta de ley, aprobada ya por un comité de esta cámara, y que es quizá la más permisiva de todas las planteadas hasta ahora.
Curiosamente las negociaciones en la Cámara Alta ocupan más a los republicanos que a los demócratas porque es en el partido conservador donde se han roto filas desde el principio y nadie está de acuerdo con casi nadie. Hoy se esperaba empezar a votar algunos de los aspectos de la ley, aprobada por el comité, pero los ponentes creen que ni este texto ni las sucesivas matizaciones propuestas a puerta cerrada, tienen posibilidad de tener el apoyo de una mayoría republicana suficiente. El pleno tiene hasta el viernes para votar pues el sábado comienzan unas vacaciones de dos semanas.
El partido de la oposición, y minoría en la Cámara, está menos agitado porque, en general, están de acuerdo con la propuesta de ley aprobada por la comisión y que, a grandes rasgos, permite crear un camino para la legalización de unos 11 o 12 millones de inmigrantes ilegales y un programa de seis años para trabajadores temporales al cabo de los cuales estos pueden optar a la 'carta verde'.
Esta carta facilita la residencia permanente. Además se pone en marcha un programa de 400.000 visas anuales para lo que se ha denominado 'trabajadores temporales invitados'.
Esta propuesta, recoge la esencia de lo que siempre ha querido George Bush y que ahora le pone difícil su partido. El senador republicano (y posible candidato a la presidencia en 2008) John McCain, ponente junto con el demócrata, Ed Kennedy, de la mayor parte de los principios de esta ley, no ha podido aglutinar hasta ahora el voto de su propio partido y anda defendiendo que no plantea una amnistía, como hizo Ronald Reagan en 1986.
La cámara de Representantes, que aprobó una propuesta de ley en diciembre, utilizó su mayoría republicana para centrarse solo en medidas de represión: creación de un muro con México, más policía y criminalización del inmigrante ilegal y de los que le ayuden. Hasta ahora no tener documentos era un problema civil no penal.
Tanta disparidad hará que pase lo que pase en el Senado, conciliar el texto final de las cámaras, sea difícil. Lo que ocurre en Washington es un reflejo de lo que pasa en la calle y en parte es el motivo por el que los senadores, que se deben más a sus electores que al partido, están divididos.
Una encuesta de Associated Press-Ipsos mostraba que el 56% de los americanos favorece que los inmigrantes indocumentados puedan tener un estatuto de 'trabajadores temporales invitados'. El 41% estaba en contra. La mitad defendía como beneficiosa la aportación al país de estos inmigrantes, el 42% no.
La encuesta de Time reflejaba que el 72% de los americanos optaban por el plan del Senado y el 25% por el de la cámara de Representantes aunque la mayoría se oponía a que los inmigrantes tuvieran las prestaciones sociales que tienen los ciudadanos, a pesar de que casi todos pagan impuestos (incluso los ilegales con la esperanza de facilitar su regularización).
En esta encuesta el 55% admite que estos trabajadores hacen el trabajo que no quieren los americanos. El problema para economistas liberales como Paul Krugman es que con ellos se perpetúan los salarios bajos y no hay presión al alza para los americanos de clase más baja que no ven subir el salario mínimo desde 1997.
Los empresarios favorecen la ley de McCain-Kennedy, ahora en discusión, y con la que están de acuerdo los demócratas, casi sin fisuras, y Bush, que busca el voluble voto latino para su partido. El extraño conjunto de compañeros de viaje se cierra con los sindicatos que son de la opinión de Krugman y discrepan de la opción que quieren votar sus tradicionales aliados demócratas. Recientemente miembros de sindicatos pitaron a McCain cuando defendía su propuesta en un discurso.
Misas, ayunos, huelgas y manifestaciones
EE UU no celebra el 1 de mayo el día del trabajo pero muchos van a recordar este día si se lleva a cabo una huelga promovida por los grupos latinos que están solicitando a todos los inmigrantes que no trabajen ese día. La capacidad de movilización de estos grupos ya ha sido verificada en las manifestaciones que se han celebrado en varias ciudades para que se haga una reforma aperturista. Hace unas semanas convocaron a 500.000 personas en Los Ángeles y nadie recuerda una manifestación mayor. Además, el cardenal, Roger Mahony, arzobispo de Los Ángeles, pidió ayer a los católicos una jornada de ayuno para inspirar a los legisladores que examinan la cuestión. Mahony, que se ha puesto al frente de las protestas contra las leyes más represivas, ofició ayer una misa para reforzar su mensaje.