Un español en la corte de la alta relojería
Juan Carlos Torres moderniza la gestión de Vacheron Constantin, una marca con 250 añosEstilo
Un modelo de Vacheron es el museo más pequeño del mundo, capaz de reunir 250 años de historia. Su dueño busca algo hecho a mano, en materiales que perduran, por una de las dos o tres empresas con mejor técnica de todo el mundo'. Juan Carlos Torres, director general del fabricante suizo de relojes Vacheron Constantin, describe de este modo el hecho de que alguien esté dispuesto a pagar miles de euros por vestir la muñeca.
Este ejecutivo, una de las figuras del Salón Internacional de la Alta Relojería que tiene lugar hasta el domingo en Ginebra (Suiza), nace en Barcelona en 1956, de padre catalán y madre cubana. La pareja se ve obligada a emigrar a Suiza cuando Juan Carlos apenas cuenta tres años. Poco se imaginaba su progenitor, carpintero de profesión, cómo le marcaría ese viaje.
En la cuna del reloj de lujo, ingresa en la plantilla de Vacheron con 25 años, firma de la que hoy es su primer ejecutivo, además de un amante del esquí, el motor, la música clásica y el cine.
Su trayectoria tiene mucho que ver con los pasos que da la firma de la cruz de malta, fundada por Jean-Marc Vacheron en 1755, en busca de amoldarse a los nuevos tiempos. En 1987 es vendida al jeque Zaqui Yamani, quien mantiene prácticamente intacta la estructura familiar, pero nombra a Torres director financiero. Como apoderado de la compañía, la figura del español fue fundamental para la integración de Vacheron Constantin en el grupo Richemont, donde comparte protagonismo con Cartier, Piaget, IWC, Baume & Mercier, Jaeger-LeCoultre o Montblanc.
'Richemont es la unidad de muchas casas con autonomía en distribución, marketing y comunicación. Lo único que exige el grupo es control sobre las finanzas', afirma. En ese ambiente de trabajo se siente un directivo privilegiado: 'Hablo con Richemont sobre dónde queremos estar, pero no tratamos sobre porcentajes de crecimiento'.
El directivo, que dice sentirse más relojero que experto en finanzas, relata que Vacheron contaba con reconocida valía técnica, pero necesitaba impulso comercial para entrar en mercados como Hong Kong, Japón, Italia o América.
Y es que el contexto de la alta joyería y relojería ha cambiado en los últimos años como ya lo hizo en el siglo XVIII: 'Hace 250 años el artesano estaba en Ginebra y recibía en su taller a todo aquel que quería ordenar un reloj. Nuestro François Constantin fue el primer relojero que, en 1819, visitó Italia, Rusia o China con el muestrario bajo el brazo. Regresaba con cultura y eso está en el espíritu de la marca, que se ha construido más sobre valores culturales que industriales'.
De la fábrica suiza salen entre 18.000 y 20.000 relojes al año con un precio mínimo de 7.000 euros. Cada unidad merece una semana de trabajo artesanal, después de varios años de diseño. Puede parecer poco competitivo respecto al modelo asiático, pero no es intención de la marca incrementar los ratios de productividad ni cambiar su política de acceso al mercado. 'No puedo poner la marca Vacheron sobre un modelo de 2.000 euros y decir que está hecho a mano. Va contra la filosofía de la marca y el cliente lo entiende'.
Vacheron no desciende de la cima donde se encuentra instalada la alta relojería, pero ha conseguido captar a un nuevo público, entre 35 y 45 años, que se acerca al fabricante del mítico L'Esprit des Cabinotiers, pieza única subastada hace un año en Ginebra que alcanzó un valor de un millón y medio de euros.
Al ser preguntado por nombres ilustres que lucen un Vacheron, Torres rehusa contestar sin perder la sonrisa: 'Nos gusta el cliente discreto, el que compra por su disfrute personal'. Algunos de los más ilustres, como el presidente Kennedy o Diana de Gales, estamparon su firma en un libro de oro que se guarda bajo llave en el museo de Vacheron.
Técnica, estética y acabado
Platino y oro rosa son los materiales preferidos por Juan Carlos Torres, quien cree que la técnica europea es insuperable y que la industria de la alta relojería no se verá tentada por los ahorros que implica la deslocalización hacia Asia.Vacheron mantiene fábrica en Suiza, 400 empleados, 17 filiales, nueve tiendas propias, un museo y red de ventas en más de 70 países.La impresión de Torres es que la alta relojería vuelve a transitar los cánones más clásicos, después de que distintas marcas impulsaran colores y diseños llamativos. Sin embargo, agradece a los grandes nombres de la moda, como Chanel, Armani, etcétera, su irrupción en la relojería: 'No ofrecen nada desde el punto de vista de la técnica, pero sí están dando un aire fresco a todo el sector, especialmente en el campo del marketing'.El reloj perfecto, según este experto, no depende del precio sino que conjuga tres factores clave: técnica, estética y acabado.