La equiparación salarial de los inmigrantes llegará antes de veinte años
Los inmigrantes que trabajan en España podrían tardar en alcanzar la plena equiparación salarial con los trabajadores nacionales menos de dos décadas, según datos del Banco de España. De ser inferior, se equipararía a otros fenómenos migratorios donde la igualdad retributiva entre nacionales y extranjeros tardó tiempo en llegar, como es el caso de Estados Unidos, donde se consiguió en 19 años, según diversos estudios.
Los salarios de los trabajadores inmigrantes son actualmente entre un 30% y un 40% inferiores a la media española. Parte de ese diferencial es atribuible al hecho de que los extranjeros concentran su presencia en sectores económicos de baja productividad (construcción, agricultura y servicio doméstico), para los que no se requiere un alto nivel educativo y formativo.
Eliminando estos dos elementos (el sectorial y el educativo-formativo), seguirían existiendo diferencias entre los sueldos de los inmigrantes y de los nacionales, una distancia que en desaparecer un tiempo, que no se precisa.
Ejemplos de otros países indican que también serán necesarios 20 años aproximadamente para que se equipare la tasa de fecundidad entre nacionales y extranjeros, actualmente mucho más alta entre estos últimos.
El importante fenómeno migratorio que vive España desde hace años, con la incorporación de más de tres millones de inmigrantes en el periodo 1998-2005, es comparable a las situaciones vividas en otras épocas por grandes países industrializados, como EE UU y Alemania. Al igual que en estos países, si no hubiese sido por la inmigración, en España, la economía no habría crecido tanto y los desequilibrios, por la presión de la demanda, habrían sido mayores en inflación y en déficit exterior.
Un mercado laboral más flexible
El fenómeno migratorio ha impulsado el empleo y ha permitido mecanismos de flexibilidad en el mercado de trabajo, tanto en el la contratación como en los salarios. En el lado negativo, la inmigración ha favorecido el modelo de baja productividad, debido a los sectores que han acogido la mano de obra extranjera; aunque el desfase tecnológico también tiene parte de culpa. El Banco de España, dice que la inmigración no se ha notado en el IRPF y apenas ha tenido efecto en el desequilibrio exterior, que sigue en cotas históricas.