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Antonio Argandoña

'Nos han sorbido el seso con maximizar el beneficio'

Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona, catedrático y profesor del IESE, es el titular de nueva cátedra creada por La Caixa

La investigación, la docencia y las actividades empresariales son los tres ejes sobre los que girará la Cátedra La Caixa de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo que ha creado la institución financiera en colaboración con el IESE. El titular de esta cátedra, Antonio Argandoña, alude a la tradición de las universidades anglosajonas en favor de la investigación para explicar esta iniciativa que, además de propiciar estudios sobre la RSC, pretende un acercamiento de la clase empresarial hacia esta nueva dinámica social.

'No pretendemos ofrecer recetas, sino dar ideas para la dirección; se trata de ayudar a los directivos a entender mejor los problemas de su entorno y cómo esos problemas se pueden proyectar en su estrategia y en el día a día', comenta Argandoña. En todo caso, el profesor cree que en España existen muchas empresas que ya se han convertido en referentes internacionales de responsabilidad corporativa, y otras que, sin saberlo, ya tienen un gran trecho andado.

'En España tenemos una gran tradición de empresas que han llevado a cabo este tipo de actividades con una gran seriedad y con absoluta normalidad. Quizá en los últimos 25 años se calificó de paternalismo este tipo de actitudes, mientras en el extremo contrario se pensaba que una empresa sólo está para ganar dinero. Nos han sorbido el seso durante mucho tiempo al decirnos que el único objetivo de una empresa es maximizar el beneficio, pero entre las empresas familiares hay muchas que tienen una gran inquietud social, que se preocupan por sus trabajadores, del medio ambiente; es decir, que están dentro de una dinámica de responsabilidad social corporativa aunque todo ello gire en torno a una sola persona que es el dueño. Les falta poner orden en todo ello, airearlo un poco al exterior y buscar nuevas ideas fuera', explica Antonio Argandoña.

El titular de la nueva cátedra cree que la ética de la empresa consiste en promover o, por lo menos, no obstaculizar el desarrollo de las personas que forman parte o se relacionan con la compañía. En este sentido, la ética y la RSC están muy próximas.

'La responsabilidad social es primero una responsabilidad ética, luego social y, en tercer lugar, legal. Las empresas deben identificar sus responsabilidades éticas porque algunas de éstas formarán parte de su responsabilidad social. ¿Cuáles?, aquellas de las que tienen que dar cuenta a la sociedad'.

Sería el caso de una empresa que, internamente, estuviera preocupada por el medio ambiente y a la que, de pronto, la sociedad le pidiera responsabilidades medioambientales; entonces dejaría de tener una responsabilidad ética para tener una responsabilidad social.

Argandoña cree que la empresa debe intentar ser excelente para así conseguir unos parámetros éticos y sociales aceptables.

El catedrático aboga por el carácter voluntario de la RSC, ya que las empresas están sujetas a toda una serie de responsabilidades legales que han de cumplir. 'Si, por ejemplo, se discrimina flagrantemente y hay pruebas, se iría al juez, pero hay muchas maneras de discriminar en el trabajo. Es necesaria, pero no vale sólo con una ley que prohíba discriminar a las mujeres, es preciso que haya una responsabilidad social detrás. Y, en ese sentido, creo que la iniciativa que se está llevando a cabo desde la Unión Europea para fomentar este tipo de actitudes es muy positivo', comenta el profesor del IESE.

La ética de la política

La ética no sólo se ciñe al ámbito empresarial, también concierne a otros terrenos como la política. 'Hay una ética de la política que muchas veces refleja la ética o la falta de ética de las empresas, y viceversa', señala.

El hecho de que cada vez haya más iniciativas de RSC, algunas de ellas desde las administraciones, responde a un requerimiento de la sociedad. 'La sociedad pide ética y por eso el político responde; si hay una demanda de responsabilidad social, ofrece responsabilidad social'.

En todo caso, la clase política debería tener una respuesta más comprometida desde el punto de vista ético. 'Hay de todo, como entre los empresarios, pero los políticos deberían cumplir mucho más porque ellos son un referente para la opinión pública', puntualiza.

También existe una disonancia entre las actitudes que adoptan muchas multinacionales que operan en países en vías de desarrollo porque mientras en sus naciones de origen mantienen listones medioambientales y laborales acordes a las demandas sociales, en otros países se limitan a cumplir la ley. Unas leyes que, además, suelen están muy lejos de los estándares europeos.

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