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El Banco Mundial abre su propia tienda de comercio justo

La última iniciativa del Banco Mundial para convencer a la opinión pública de las virtudes del comercio como impulsor del desarrollo es precisamente un comercio. La entidad abrirá a mediados de mayo su propia tienda de comercio justo, a la que llamará Pangea Artisan Market & Cafe. En los mismos bajos de la sede en Washington de la Corporación Financiera Internacional (IFC) -la institución del Banco encargada del proyecto- se venderán productos comercializados por un operador local, World Craft & Company, llevados de diferentes países de Asia, África y Latinoamérica.

Los promotores son ambiciosos y definen el proyecto como una 'experiencia comercial educativa'. En Pangea, cada producto tiene -además de su uso funcional y decorativo- una historia por contar, y el cliente curioso no se quedará con las ganas de saber qué hay detrás del objeto que tiene en las manos. Le bastará con pasar su código de barras por un lector conectado a un monitor en el que se mostrará un vídeo informativo.

Los productos se pondrán a la venta de modo rotativo, siguiendo una temática, como, por ejemplo, La Semana de Bolivia. Dos tercios de los 3.500 metros cuadros del local se dedicarán a la venta. El resto del espacio se repartirá entre sala de conferencias y espacios para exposiciones y actuaciones musicales, así como una cafetería. Más que una tienda, el local quiere ser un 'lugar de encuentro', según explica su creador, Harold Rosen, director del departamento Grassroots Business Initiative. 'No queremos que la gente compre por caridad', explica Rosen. Los productos 'fabricados con métodos tradicionales' tienen, a su juicio, encanto suficiente para seducir tanto a los trabajadores del propio IFC como a los de las muchas oficinas del área o los estudiantes de las vecinas Universidades de Georgetown y de George Washington.

Los encargados del proyecto buscan socios en EE UU y en Europa y planean pedir colaboración a organismos muy críticos con la entidad multilateral, como Intermón Oxfam

Pero Pangea es, sobre todo, el embrión de un proyecto más global y un escaparate del trabajo del IFC. La mitad de los productos provienen de proyectos financiados por el organismo. La otro mitad la selecciona la World Craft & Company, aunque en todos los casos el IFC garantiza el cumplimiento de unas condiciones de producción éticas.

Rosen espera que su tienda atraiga también a compradores y organizaciones del sector que se interesen por los productores y poder abrirles así la puerta a un mercado internacional. Por ello busca socios tanto en Estados Unidos como en Europa y planea reunirse con organizaciones con experiencia en el sector -y a menudo muy críticas con las medidas del Banco Mundial- como Intermón Oxfam. 'Queremos informarles sobre el proyecto y pedirles su colaboración', explica Rosen.

La ONG se muestra favorable al diálogo, pero deja claro que no está dispuesta a limitarlo al comercio, sino que quiere discutir sobre las políticas generales para ayudar al desarrollo. En cuanto al proyecto Pangea, lo valora como un 'gesto simbólico', según declara una portavoz, que constituye incluso un 'claro contraste con la práctica de las políticas del Banco'. La organización sostiene que éstas producen más pobreza que riqueza en los países en desarrollo.

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