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Joaquín Almunia

'El proteccionismo es la peor manera de responder a la globalización'

El veterano político español defiende la aplicación estricta de las normas de competencia en el sector energético, pero sin poner trabas a la inversión

La reforma del Pacto de Estabilidad, que este mes cumple un año, permite a Joaquín Almunia aplicar sin conflictos graves las normas fiscales la UE. El comisario concentra ahora su apasionamiento en la defensa del proyecto de integración europeo y en alertar contra el riesgo de que las tentaciones proteccionistas 'cuarteen la Unión Europea'. El Gobierno de su propio país está en el punto de mira de la Comisión por intentar defenderse de una opa alemana en el sector energético.

¿Fue un error liberalizar los mercados energéticos antes de integrarlos?

No, no está automáticamente ligada una cosa con otra. Lo que sí es un error son los procesos de liberalización asimétricos, es decir, que se liberaliza una parte, pero no el todo, porque se crean distorsiones y situaciones no deseadas.

'Los operadores deben pagar parte de la red transeuropea de energía'

'Francia no se ha adaptado a las necesidades del mundo actual'

Parece que es lo que está sucediendo ahora.

Los procesos de liberalización tienen que ser coherentes, y cada parte tiene que ser integrada en un todo para que la cosa funcione como es de desear. Uno de los problemas en el mercado energético es la carencia de interconexiones. Existen pero no todas las que harían falta, y eso genera distorsiones e impide un funcionamiento más armonioso del mercado. El asunto es en parte económico, porque las redes transeuropeas de energía cuestan dinero, y hay que ver quién paga. Una vez privatizado el sector hay que decirles a los operadores que deben contribuir al pago de esas infraestructuras. No pueden quedarse con los beneficios de la privatización y no asumir determinados costes.

Y mientras existan esas asimetrías en la liberalización, ¿tiene derecho un Estado a blindar su sector?

Los Estados lo que tienen que hacer es cumplir las normas. Y hay normas europeas muy claras que impiden cierto tipo de protecciones. Y creo que está en el interés común de todos el no esquivarlas.

¿Y no puede derivar la liberalización hecha a escala nacional hacia un oligopolio a escala europea?

Si no se aplican las reglas de competencia y no se llevan hasta sus últimas consecuencias los procesos de liberalización, existe el riesgo de que unos oligopolios privados, sin control o con menos controles, sustituyan a los oligopolios públicos. Y con una privatización de beneficios a todas luces excesiva.

En Francia, según un sondeo, el 69% de la población defiende la intervención del Estado ante una opa procedente del extranjero. ¿Es proteccionismo o pragmatismo?

Eso es una cultura política y económica muy peculiar de Francia que, sinceramente, creo que no está adaptada a las necesidades del mundo actual y del periodo histórico que vivimos.

Se está viendo en España también.

No, España ha acreditado en los últimos 30 años una gran capacidad para afrontar los cambios en un sentido positivo, para modernizar el sistema productivo y empresarial. Se ha producido un proceso de privatizaciones, tanto en gobiernos socialistas como de la derecha, que no ha contado con una oposición relevante. Tenemos la suerte de no estar presos de nuestras propias inercias.

Pues esta semana su colega de Mercado interior, Charlie McCreevy, ha acusado a España de impedir la libre circulación de capitales con motivo de la opa de Eon sobre Endesa.

No, lo que ha hecho es enviar una carta a las autoridades pidiendo información.

Pero con acusaciones muy precisas.

La CE cumple su obligación de velar por que el principio de la libre circulación de capitales sea llevado a la práctica sin que nadie ponga barreras no autorizadas.

EE UU blinda sus empresas cuando lo estima necesario. Bruselas, en cambio, se rasga las vestiduras cada vez que un Estado intenta proteger un servicio público construido durante 50 años con el dinero de los contribuyentes.

La historia de EE UU es una permanente tensión entre las tendencias aislacionistas, por un lado, y las liberalizadoras y aperturistas, por otro. A todos nos ha ido mejor cada vez que en EE UU han dominado las segundas. La historia europea es diferente. Pero Europa, que tiene su propio sistema económico y social, no puede pensar que tiene el modelo perfecto. Debe adaptarse a las nuevas circunstancias, y eso implica luchar contra las tendencias proteccionistas, contra la introducción de barreras en el mercado interior y contra las prácticas oligopolísticas, sean a escala nacional o europea.

Teme que las tesis francesas se contagien a países como España o Italia.

En muchos países europeos se está viviendo una cierta tentación de recurrir a actitudes proteccionistas. Pero estoy convencido de que va a prevalecer lo que siempre ha caracterizado a la integración europea: la convicción de que, actuando juntos en tanto europeos y no estableciendo barreras entre nosotros, ganamos todos. Porque como europeos necesitamos que en el siglo XXI la integración se profundice y no se cuartee

Pero incluso la patronal se queja de que, ante operaciones internacionales como la opa de Mittal sobre Arcelor, Bruselas se limite a recordar que 'aplicaremos las normas de competencia'.

Pero es que uno de los elementos esenciales de la gobernanza económica en Europa es aplicar las reglas de competencia. Sin preservar la libre competencia, los procesos de liberalización se volverán contra los ciudadanos.

'El proteccionismo, la peor respuesta'

'Las tensiones proteccionistas son un elemento preocupante', reconoce Joaquín Almunia. Pero el comisario de Economía prefiere destacar los aspectos positivos de la agenda comunitaria. 'La UE está tratando de salir de una crisis política que se originó con el No francés y holandés a la Constitución europea. Hay síntomas de que empieza a superarse. El acuerdo sobre los presupuestos comunitarios es uno y el voto en el Parlamento europeo a favor de la directiva de servicios, otro'. Almunia piensa, además, que en estos momentos la integración es más necesaria que nunca. 'Europa sirve como espacio para dar respuesta a los desafíos de la globalización. Por eso es tan importante que avancemos en la integración y que evitemos las tendencias proteccionistas que serían la peor manera de responder a la globalización'.El comisario cree que 'España va a seguir creciendo, según nuestras previsiones, muy por encima de la media de la zona Euro, pero es muy difícil sostener indefinidamente un ritmo como el que viene manteniendo la economía española'. Almunia recomienda 'cambiar el modelo de crecimiento' para que no se siga basando en construcción y consumo.

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