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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La obsesión por el dividendo

Ante la creciente tendencia de las empresas a mimar a sus accionistas a golpe de talonario, al mercado le entran no pocas dudas. Porque, obviamente, a nadie le amarga un dulce. Y que las acciones terminen siendo más rentables que la deuda del Tesoro e incluso, en ocasiones, que la deuda de las mismas empresas, es por encima de todo una gran noticia para el accionista, además de un soporte de primer orden para el mercado.

No obstante, también es un tanto extraño que en un periodo de expansión económica y de buenas perspectivas a nivel global lo mejor que se les ocurra a los gestores sea repartir alegremente la caja. Bien es cierto que en otras ocasiones se sacrificó el dividendo en aras del crecimiento empresarial y, al final, no se tuvo ni lo uno ni lo otro. El accionista se quedó sin dividendo y los títulos bajaron de precio. Pero, desde un punto de vista macroeconómico, esta tendencia implicaría menores tasas de inversión por parte de las empresas.

Baste como ejemplo el sector petrolero. Ha sido uno de los que más dividendos ha pagado en las últimas décadas, pero el déficit de inversión -sobre todo en actividades de refino- está generando a largo plazo algún que otro cuello de botella y, en lo que importa a los accionistas, con el paso de los años habría sido más rentable reinvertir que repartir la caja.

En cualquier caso, la situación actual es fruto también de los extraordinariamente bajos tipos de interés. En definitiva, el dinero barato supone que el coste de oportunidad de usarlo en vez de guardarlo en un saco sea menor. Así que las compañías se pueden permitir sin ningún problema sacar capital de la caja, porque en caso de necesidad pueden acudir al mercado a pedir dinero sin incurrir en grandes costes financieros. Ahora bien, cuando los tipos se normalicen el incentivo a proporcionar altos dividendos se reducirá en la medida en que aumenta ese coste de oportunidad. Habrá que ver si cambian entonces las políticas.

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