Acupuntura en el centro de salud
La sanidad pública está despertando a la medicina alternativa. Desde hace algunos meses, varios hospitales y centros de salud de las comunidades autónomas de Madrid y Cataluña han comenzado a tratar con acupuntura el dolor en pacientes oncológicos, pacientes con artrosis y problemas de salud laboral, principalmente. Se han sumado al más aperturista Servicio Andaluz de Salud, donde desde 1999 tratan diariamente a más de 200 pacientes, sobre todo con artrosis de rodilla, en 11 hospitales públicos y siete centros de salud.
De momento, ninguna de las tres comunidades tienen recogida la acupuntura como una prestación sanitaria pública, pero el camino está trazado. No es de extrañar teniendo en cuenta que, el gasto en farmacia para este tipo de patologías, los comúnmente conocidos como antiinflamatorios, se reduciría en más de un 50%, según asegura José Luis Rocha, secretario de Calidad y Modernización de la Consejería de Salud de Andalucía. De hecho, esta comunidad tiene previsto incorporar esta terapia en todas las unidades del dolor antes de que acabe el año.
En el terreno legal, el primer paso está a punto de darlo la comunidad catalana, que en los próximos días aprobará un decreto que regulará la práctica de las terapias naturales, entre las que se incluye la acupuntura, y la capacitación necesaria de los profesionales que la apliquen. El decreto, según ha asegurado Rafael Manzanera, director general de recursos sanitarios del Departamento de Sanidad de Cataluña, recogerá las tres categorías profesionales involucradas en su práctica: el médico acupuntor, el fisioterapeuta y el práctico, categoría esta última que corresponderá a los que no tienen titulación sanitaria. El decreto, asimismo, incluirá también la formación necesaria para su práctica.
Reduce un 50% el gasto en farmacia de los antiinflamatorios en problemas óseos
En Madrid, el Hospital Doce de Octubre ha sido el más activo en la implantación de esta técnica, aunque otros centros, como el Hospital Clínico San Carlos, han intentado ya incluirla. Victoria Higuera, médico adjunto del Servicio de Rehabilitación del Doce de Octubre trata con acupuntura y electro acupuntura a una media de seis pacientes semanales, aquejados de patologías como la artrosis de rodilla, dolor lumbar y miofacial, junto a otras terapias complementarias como las infiltraciones o corrientes analgésicas. Esta iniciativa fue autorizada hace algo más de un año por la Subdirección médica y por la Unidad de Calidad del Hospital y cuenta con un pequeño presupuesto del hospital para la compra de agujas, entre otras cuestiones. El tratamiento, que requiere la firma de un consentimiento informado por parte del paciente, dura entre 8 y 10 sesiones en sesiones de unos 20 minutos y los principales requisitos para acceder a él es ser prescrito por especialistas de rehabilitación y ser seleccionado por la propia Victoria Higueras.
La terapia, que consiste en la introducción de agujas de acero inoxidable quirúrgico desechables en las partes blandas, músculos, a veces con estimulación eléctrica, permite en muchos casos, bajar la dosis de medicamentos de los pacientes tratados, asegura Higueras.
En Cataluña, el Hospital público de Mataró está siendo un óptimo banco de pruebas para estas terapias. Hace nueve meses, ha creado una Unidad de Terapias Naturales, donde ya han sido tratados 400 pacientes aquejados de dolores de espalda, pacientes de cáncer con dolores y a otros problemas de salud laboral. Esta apuesta, cuya financiación corre a cargo del presupuesto del hospital, no es única en la comunidad. Otros 13 centros de salud, repartidos por las cuatro provincias están prestando este servicio a otros pacientes. Aunque, de momento, la inclusión de la acupuntura en el catálogo de prestaciones sanitarias no forma parte de la agenda del gobierno, a juicio de Manzanera, estas experiencias aportarán información suficiente sobre su eficacia y el funcionamiento conjunto con la medicina convencional.
Actualmente, este departamento está desarrollando un estudio con la Universidad Autónoma de Barcelona para determinar, entre otras cuestiones, cuántas personas estarían dispuestas a recurrir a ella.