La moda entra de lleno en la seguridad laboral
Unos días después de albergar la Pasarela Cibeles, la Feria de Madrid sigue exponiendo el último grito en moda, pero esta vez en el salón de seguridad integral Sicur 2006. La nueva generación de obreros ha colgado el mono azul y exige diseño en las prendas que visten en fábricas, obras o talleres.
Las etiquetas ya no hablan de algodón, tergal y nailon, sino de goretex, sympatex u otros compuestos que ofrecen protección, transpiración y comodidad. æpermil;ste es el campo en que compiten ahora viejas marcas locales del deporte recordadas por anuncios en blanco y negro.
El expositor en Sicur de la firma ilicitana Paredes muestra uniformes y calzado que bien podrían pasar por ropa de calle, pero que cumplen las más estrictas normas de seguridad en entornos laborales. 'Nos hemos convertido en la boutique de la ferretería', dice Salvador Flor, director de producto de Paredes.
La compañía mantiene acuerdos con fábricas en España y Portugal en las que aplica su política de calidad. Después de tres años en el negocio de vestir a trabajadores, Paredes debe un 18% de los ingresos de su área de Seguridad a la ropa. 'Estamos en la tarea de innovar y extender la oferta para lograr un crecimiento anual del 15% al 20%', asegura Flor.
A unos metros se encuentra el área de exposición de J'hayber. La empresa, con sede también en Elche, ha traído a Sicur calzado y uniformes de seguridad, a los que debe seis millones de euros de facturación al año: 'Un 30% procede de la venta de ropa para trabajar', explica el gerente de J'hayber, Mariano Bernabeu.
Ambas empresas sufren la presión de grandes multinacionales como Puma, Lotto, Diadora, Geox, Adidas, etcétera, en los principales mercados mundiales. Algo que no es nuevo. La mayoría de las marcas locales desembarcaron en el negocio del equipamiento de seguridad escapando de unos gigantes que vuelven a tener frente a frente. De nuevo se ven obligados a competir en precio, diseño y marketing.
En el expositor de Línea de Seguridad, asentada en Arnedo (La Rioja) y propietaria de la marca Security Line, se agolpan decenas de modelos con diseños más propios de senderos y alta montaña que de una obra. 'La gente joven de la construcción o la que trabaja en cadenas de producción demanda moda y buen precio', cuenta uno de sus comerciales. De su fábrica salen 500.000 pares al año a partir de 13 euros.
Tras perder el pulso en las pistas deportivas, las empresas españolas presentan batalla en la fábrica y en la obra con experiencia suficiente para ganar esta revancha.