El cuento de las sinergias
En la opa de Eon sobre Endesa, la empresa oferente ha tenido el detalle de no utilizar la palabra sinergia. Un vocablo que tiene la característica especial de no querer decir nada pero tranquilizar al que la escucha. Si hay una operación y hay sinergias, perfecto. Qué signifiquen estas sinergias o de dónde salgan es algo secundario. El consejero delegado presenta una transparencia de Power Point con varios millones de euros y el mercado se queda mejor, pues ha recibido lo que esperaba.
Algo similar ocurre con los recortes de costes. Cuando una empresa tiene un problema recorta costes según el mismo procedimiento utilizado para lograr sinergias, esto es, mediante el Power Point. Los recortes de costes suelen ser espectaculares, de varios millones de euros, con lo que el sufrido accionista no puede sino preguntarse qué pasaba con estos costes antes de la dichosa presentación. Se supone que la compañía, por algún motivo, los soportaba con resignación cristiana hasta que un acontecimiento extraordinario obligó a meter la tijera. Lo sorprendente muchas veces es la rapidez con la que las empresas anuncian los recortes de gastos.
Otro aspecto curioso de estas decisiones es que rara vez van acompañados de previsiones de reducción de ingresos. Lo que lleva a conclusiones inquietantes, al reforzar tanto la imagen de complacencia con los costes innecesarios como la idea de que en las empresas hay factores (trabajo o capital) que no generan ingresos.
Al final todo es parte de un pequeño circo. Porque probablemente los responsables de realizar estas presentaciones sobre recortes de costes sean más conscientes que nadie de que el estas cifras son sólo de cara a la galería. Pero el mercado está configurado de modo que ir por otro lado, en contra de la costumbre -por absurda que sea- supone un riesgo que no se ve compensado desde otra vía. Eon se podía permitir el lujo de no aportar sinergias porque la operación tiene, desde su punto de vista, sentido. No necesitaba tanta literatura.