'La lengua te da todo lo que te falta'
Eduardo Lago llegó hace casi veinte años a Nueva York y se quedó a vivir allí. Cuando comprendió que no regresaría a España, y a pesar de estar contento, sintió lo que describe como un movimiento sísmico en su interior y la única manera de afrontarlo fue escribiendo. La respuesta a su llegada a Estados Unidos y la distancia con su país es Llámame Brooklyn, la novela ganadora del Premio Nadal.
El autor, profesor de literatura y periodista, se ha entregado a más de cinco años de trabajo obsesivo con su primera novela. 'Es una novela de madurez', reconoce.
Llámame Brooklyn es un collage hecho de materiales diversos, una sucesión de historias interrelacionadas, protagonizadas por perdedores. 'La novela resume mi vida como escritor y como persona, pero no tiene nada de autobiográfica, excepto que es imposible escribir ficción sin proyectar la propia vida, la experiencia y las obsesiones', comenta el escritor.
'Es imposible escribir ficción sin proyectar la vida y las obsesiones'
No ha querido contar la novela desde una única perspectiva, pretendía que hubiera lucha, diálogo entre dos partes, Gal y Néstor. También que existiera una diferencia de edad. Es una idea cervantina que da mucho juego al autor. 'Me permite muchas posibilidades, en cuanto a qué es verdad y qué no, porque la verdad no es de nadie'.
En la novela convive la no ficción con la imaginación. Hay referencias, por ejemplo, a la agitación social en EE UU por la condena a muerte de los anarquistas Sacco y Vanzetti, al principio del siglo XX. El protagonista recibe el bautismo de fuego de su madurez cuando su abuelo le lleva a un mitin homenaje de los anarquistas. 'Voy creando puntos de unión que van hermanando las historias respectivas de EE UU y España'.
æpermil;l chico no lo sabe, pero nació en Madrid, durante la guerra. Su padre adoptivo, un brigadista estadounidense, le revelará su origen al cumplir 14 años. Lago pretende devolver la deuda contraída con los brigadistas que vinieron a España a luchar en la Guerra Civil y al regresar tuvieron que esconderse porque era la época McCarthy. Y lo hace manteniendo las distancias con los dos bandos, aunque no oculta sus simpatías con los republicanos y el movimiento anarcosindicalista. El lector va conociendo de los personajes lo que su creador le permite, dentro de un juego en el que el receptor de la historia es cómplice. 'Me interesaba tener al lector en suspenso. Creo que la literatura no debe ser aburrida si se puede evitar. Al lector tienes que darle algo gratificante, la novela es una búsqueda'. En Llámame Brooklyn, es la búsqueda de la mujer que se cruza en la vida del protagonista y la del huérfano que busca a su padre. 'Son las dos búsquedas míticas', aprecia.
La novela es también un tributo al idioma. Tras ganar el Premio Nadal, Eduardo Lago se valió de las palabras del poeta polaco Milos: 'Mi única patria es el idioma', para reflejar ese homenaje al poder de la palabra escrita. 'La lengua te da todo lo que te falta', incide el escritor. Los personajes de su novela, emigrantes a quien el escritor Felipe Alfau -Eduardo Lago lo convierte en uno de los personajes de la novela-, pierden contacto con su país, pero seguirán escribiendo en español o viajando a Sudamérica. Un canto al idioma.
Cambio de vida después del Nadal
Eduardo Lago tiene asumido que su vida va a cambiar después del Nadal. 'No he tenido tiempo de empezar a pensar en ello', asegura, metido de lleno en el mecanismo de promoción de la novela -disfruta de un año sabático en el centro Sarah Lawrence, donde imparte clases-.Cuando llegó a Estados Unidos, tras pasar la mayor parte de su vida en Madrid, empezó a colaborar con el suplemento literario de Diario 16 y las entrevistas se convirtieron en su especialidad. 'Me gusta meterme a fondo en la obra de un escritor, siempre que tenga algo que decir', precisa.En 2001 obtuvo el Premio de Crítica Literaria Bartolomé March por un estudio sobre las traducciones al español de Ulises, de James Joyce. Llámame Brooklyn es su primera novela publicada, pero tiene material escrito, que no descarta rescatar más adelante. En su trayectoria literaria futura ve tres direcciones posibles: una segunda novela, 'abriré la puerta a ver que hay detrás'; escribir y reeditar sus cuentos y recopilar sus entrevistas y reflexionar sobre qué es la cultura.