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Educación

Medio siglo haciendo palotes

Los cuadernillos Rubio surgieron en 1956 para mejorar la caligrafía y el cálculo de pequeños y mayores. Hoy renuevan su imagen y planean dar el salto a Latinoamérica

Pedrito tenía cinco manzanas. Si llega Luis y le quita una. ¿Cuántas manzanas tiene ahora Pedrito?' Este enunciado u otros parecidos pertenecen al recuerdo de la mayor parte de los españoles menores de 60 años. Muchos de ellos han pasado la tarde rellenando la cartilla de problemas o de caligrafía que debían llevar al día siguiente al colegio. Han pasado 50 años desde que Ramón Rubio editara el primer cuaderno y muchos padres siguen confiando para sus hijos en el método de refuerzo que les ayudó a ellos a aprender.

Sin embargo, de aquellos cuadernos verdes para escribir y amarillos para calcular queda ese recuerdo nostálgico 'y la inclusión hace poco en un capítulo de Cuéntame', cuenta Enrique Rubio. Desde que hace ocho años el hijo, Enrique, sucediera al padre, Ramón, al frente de una empresa 'pequeña y familiar, 10 trabajadores máximo', Rubio se ha dedicado personalmente a renovar los cuadernos, intentando modernizar y acercar un método 'que no caduca como apoyo a la enseñanza escolar'. Como prueba, el año pasado se vendieron en toda España más de cuatro millones de cuadernos, aportando una facturación de un millón de euros. 'Haciendo un cálculo aproximado, manejamos un 50% de la cuota de mercado en cuadernería especializada. La competencia con las grandes editoriales es fuerte', explica el directivo.

En la renovación y creación de nuevos cuadernos participa un equipo de logopedas, profesores, psicólogos y dibujantes para abordar los aspectos educativos, humanos, psicológicos y de imagen. Las ilustraciones son ahora más modernas y con más color, y los enunciados de los problemas 'tratan de transmitir un mensaje', cuenta el empresario. 'Intentamos introducir temas de ecología, solidaridad, igualdad en los textos'.

En los dos últimos años, Rubio ha estado centrado en la modernización y en la creación de una serie nueva de cuadernos, dedicados a los problemas con euros. 'Se trataba de adelantar a edades más tempranas el cálculo con decimales. Los niños de hoy en día piensan en céntimos', explica Rubio. 'Fui al mercado a preguntar los precios y actualicé los problemas matemáticos'. Calcula que las novedades aumentarán la facturación un 5%.

El reto, ahora, para Ediciones Técnicas Rubio es el salto al otro lado del océano. 'En Latinoamérica hay 300 millones de personas que hablan castellano. El mercado potencial de niños es mucho mayor y las condiciones de desigualdad y de pobreza hacen que la necesidad de apoyo a la enseñanza sea más alta', cuenta Rubio. De momento, están en conversaciones con una editorial mexicana para fabricar y distribuir desde allí porque 'exportar sale muy caro', según Rubio. Antes, tienen que hacer una revisión completa de los textos porque 'el lenguaje allí es el mismo, pero diferente.'

Enrique Rubio recuerda la época difícil de introducción de los cuadernos en España. Su padre, Ramón Rubio, profesor mercantil en Valencia, creó en 1956 los primeros cuadernos a partir de unas fichas que hizo para sus alumnos de contabilidad con ejercicios de refuerzo de cálculo y de caligrafía, consciente de la importancia que tenía la 'buena letra'. 'Introducirlos en el mercado costó casi siete años', cuenta Enrique Rubio, 'mi padre cerraba la academia en junio y se iba a viajar por España, por todos los colegios'. Sin embargo, su éxito vino a partir de la venta en las papelerías.

Es consciente de la nostalgia que despierta en muchos el método Rubio, pero reconoce que de niño sólo utilizó los cuadernos de cálculo pero no la caligrafía. 'Cuando era pequeño, la gente me tenía manía por el trabajo de mi padre, pero ahora me agradecen la buena letra', dice Rubio.

Ecología y solidaridad entre sumas y restas

Rubio muestra especial sensibilidad hacia los temas sociales. La contraportada de los libritos está cedida gratuitamente a ONG como Adena o Vida Sana. El papel es reciclado. La compañía dona cuadernillos a Latinoamérica y a grupos de desfavorecidos en España. 'Lo hacemos por humanizar la empresa, pero también por carácter y por satisfacción personal. Un cuadernillo vale poco pero ayuda mucho'.

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