Un descapotable diésel que ahorra
Los Saab descapotables llevan recorriendo las carreteras de medio mundo desde que en 1986 viese la luz la primera unidad de producción (el prototipo original databa de 1983) derivado de la serie 900. Dos son los mercados en los que mayor éxito cosechan estos modelos: el estadounidense, con gran diferencia, y el británico. A ellos se añaden en menor medida el italiano y el alemán.
La última edición descapotable de Saab, ahora perteneciente a la gama sucesora 9-3 y que mantiene las cuatro plazas y la capota de lona automática habituales, acaba de incorporar dos novedades de interés. La primera es la motorización que impulsa a la versión más potente, el Aero, que antes daba 210 CV y que ahora, fruto de la adopción de una nueva mecánica de gasolina 2.8 V6 aderezada por un turbo de bajo soplado, eleva el rendimiento hasta 250 CV. De este modo, el 9-3 Cabrio Aero (49.780 euros), que se comercializa de serie con caja de cambio manual de seis velocidades o por 2.400 euros más con una automática y secuencial -hasta con pulsadores en el volante por 300 euros- de idénticas relaciones, se dispara hasta 245 km/h, completando el 0 a 100 km/h en 7,2 segundos -por los 8,1 del automático, llamado Sentronic- y consumiendo una media ponderada de 10,6 litros cada 100 kilómetros.
De todos modos, la principal novedad de la gama se centra en la incorporación, por vez primera en 20 años en Saab descapotables, de una versión animada por gasóleo. Los tiempos -y el precio de los carburantes- dictan una moda de la que ni siquiera los vehículos de naturaleza más lúdica logran escapar. Eso sí, para no alterar la dinámica filosofía del modelo, uno de los mejores de la categoría en cuanto a chasis y comportamiento, Saab ha recurrido a un motor enérgico: el turbodiésel 1.9 de cuatro cilindros y 16 válvulas presente en otros Saab -9-3 Sport Sedán, 9-3 Sport Hatch, 9-5 y 9-5 Wagon-, dotado de la última tecnología (inyección directa common rail, filtro de partículas sin mantenimiento), capaz de dar un tope de 150 CV y 320 Nm de par máximo, constante entre 2.000 y 2.750 rpm. Esta motorización se asocia a las cajas de cambio del Aero, aunque con desarrollos de cambio más largos. Su rendimiento es notable una vez superadas las primeras 1.800 vueltas -por debajo falta empuje-, como avalan un tope de 200 km/h y 10,4 segundos en la medición de aceleración, todo con un consumo de 6,4 l/100 km.
Eso sí, el 9-3 Cabrio TiD no lo tendrá fácil, pues frente a sí encontrará modelos tan sugerentes como el inminente Audi A4 Cabrio 2.0 TDI, actualizado en el plano estético y de 140 CV -es más rumoroso pero anda por el estilo-, el BMW 320d de 163 CV, próximo a su relevo comercial -se corresponde con la anterior Serie 3-, pero de andar excelente, mejor calidad a la del Saab y respuesta todavía más briosa, y el Mercedes CLK 320 CDI, ya con 224 CV y lógicamente de mejores prestaciones, pero de precio muy superior.