Cita a ciegas en París para compartir el alquiler de un piso
Cita a ciegas en un bar de moda en el centro de París. Quienes acuden al encuentro buscan un alojamiento o alguien con quien compartir su techo. Los primeros llevan un distintivo negro y su mirada dicta la urgencia. Superan en número a los segundos, potenciales compañeros de piso que, reducidos a una pegatina de color rojo, se dejan asaltar. La misma escena se produce cada primer y tercer jueves de mes. Y cada vez más candidatos acuden a la cita ideada por Fréderic de Bourget, quien en el año 2000 creó el sitio web www.colocation.fr.
El continuo aumento del precio de los alquileres, fórmula de vivienda cada vez más generalizada en Francia, y la raquítica oferta inmobiliaria en el centro de París y de las grandes ciudades empujan a los urbanitas del país a compartir piso.
Internet se ha convertido en el intermediario idóneo. Colocation.fr recibe en su portal 30.000 nuevos anuncios cada mes, y cada jueves compartiendo piso, enunciado de los encuentros semanales, reúne en el café The Financier a unas 150 personas, donde además asisten juristas, profesionales del mercado inmobiliario, sociólogos y funcionarios. Sophie, de 26 años, ha optado por esta vía. 'Con un presupuesto de 500 euros al mes, resulta imposible encontrar piso en París'.
'Con un presupuesto de 500 euros al mes resulta imposible encontrar piso en París', explica una joven sobre la explosión de los precios inmobiliarios
'El 32% de los anuncios provienen de jóvenes de 18 a 24 años; el 33%, de 25 a 34 años y el 28%, de 35 a 49 años', explica Bourget. El pago del alquiler se reduce así en un 30%, y los gastos, en un 20%. Ahorros nada desdeñables sobre todo para los jóvenes, las primeras víctimas de la precariedad laboral -prolongados periodos de prácticas y un nuevo tipo de contrato a la vista con un periodo de prueba de dos años- , y una oferta de vivienda 'limitada e inadaptada', según el último informe de la asociación Abbé Pierre. De ahí que en 2002, el 55% de jóvenes de 19 a 26 años reconociera vivir todavía en casa de sus padres, una edad tardía en un país con una cultura de la independencia muy arraigada. Y la perspectiva de comprar una vivienda queda cada vez más lejana. Francia vive desde 1998 una explosión de precios continuada, que no sólo sorprende a potenciales compradores, dispuestos a ahorrar en un piso compartido hasta poder acceder a la propiedad, sino también a los expertos. 2005 debía haber sido el año del parón. No ha podido ser. La vivienda ha registrado un aumento del 10,5%, según los datos de enero publicados por la Federación Nacional Inmobiliaria (Fnaim). Entre 2001 y 2005, los precios de la vivienda antigua aumentaron un 62,9%, mientras los recursos medios disponibles de los hogares sólo crecieron un 5,4% entre 2000 y 2003. Un aumento de precios que no sólo provoca profundos cambios sociales, sino que impide a aquellos que tienen estatus de inquilino, el acceso a la propiedad de una vivienda, según los analistas.
No obstante, la pegatina roja deja entrever otras razones para compartir techo. Muchos jueves compartiendo piso cuentan con la presencia de propietarios de 60 a 65 años, que al margen de las estadísticas, ofrecen habitaciones libres en sus solitarias viviendas.