Las 'puntocom' de la energía
La energía se parece bastante poco a las empresas de internet, pero últimamente algunas compañías de este sector están recuperando el comportamiento febril que mostraron los valores relacionados con la Red hace unos años. Las valoraciones todavía no están tan desbocadas, ni mucho menos, pero la actitud del mercado es igual de indiscriminada.
Un buen ejemplo es el tema del etanol. ¿Cuántos inversores sabían lo que era el etanol antes de esta semana? Probablemente pocos, pero de repente se ha convertido en un maná. El presidente de Estados Unidos ha comentado que se debe reducir la dependencia de petróleo de Oriente Próximo y ha removido las cotizaciones de empresas químicas. Además, claro está, de haber provocado en los países de la OPEP la reacción de un traficante ante un adicto que quiere dejar la droga: decirle que no se quite.
Así, el diario The Wall Street Journal abrió su edición de ayer con la cuestión del etanol o bioetanol. En estas condiciones, no extraña que los inversores se quiten de las manos los escasos títulos que les pueden proporcionar exposición al crecimiento de este negocio. Ello demuestra que de momento no hay burbuja, pero sí se dan las condiciones para que se empiece a inflar, y una de ellas está por encima de todas: el dinero ha dejado de discriminar. El siguiente paso lógico será la llegada de nuevos participantes a este juego, al olor del dinero fresco; y entonces serán las condiciones financieras las que definan hasta qué punto se hincha el globo.
Las puntocom son el ejemplo más socorrido, pero no el más reciente. Las casas de apuestas por internet son un ejemplo más bizarro que la cuestión del etanol, aunque con los vicios nunca se sabe. O, sin salir del ámbito energético, en Alemania los inversores se han quitado de las manos las acciones de empresas de energía solar, que se lanzaron al mercado aprovechando ventajas fiscales y, también, el hambre del dinero por energías alternativas.