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Lealtad, 1

Urbas y las señales de un ciclo maduro

De entrada, conviene matizar que la fiebre especulativa es una parte intrínseca de la Bolsa. La línea que separa la inversión de la especulación no puede ser trazada y, de hecho, la mayor parte de las veces se dibuja con el único objeto de colocarse uno en el lado supuestamente bueno.

En todo caso, hay ocasiones en las que el mercado se comporta de un modo que contradice abiertamente la lógica económica y enseña, a las claras, qué es la especulación. El caso prototípico en la Bolsa española es invertir en una empresa que no tiene actividad conocida pero que es objeto de discusión en los foros de internet, esos en los que se cumple a rajatabla el dicho de que hablar es barato. El valor, Urbas, sube un 20% un día sí y otro también.

Esto, es cierto, es habitual en la Bolsa. Lleva pasando desde que existen los mercados, organizados o no. Ahora bien, lo que se sale de la norma es la repetición; que un día se dispare un valor sin razón aparente y vuelva a dispararse al cabo de una semana.

No es buena señal para los inversores que el dinero no tenga nada mejor que hacer que jugar a la ruleta rusa. Pero es lo que está pasando ahora. Posiblemente la corrección con la que amagó la Bolsa a mediados de este mes fuese otro de los síntomas; los inversores ya ven el agotamiento de las subidas como una opción verosímil y, así, optan por hacer dinero fácil mientras puedan.

La madurez del ciclo bursátil, en cualquier caso, no es tan mala noticia como pueda parecer. Es parte del orden natural del mercado y, de hecho, puede ser hasta conveniente que los inversores se pongan la venda cuanto antes. Una purga en su justa medida puede resultar sana para permitir que, una vez superada, entre dinero nuevo en el mercado. Hoy por hoy el sentimiento sobre la Bolsa ha mejorado, pero hay inversores que se han quedado fuera de las alzas en los últimos años y no quieren subirse al tren justo cuando éste se dispone a frenar.

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