Los grupos extranjeros entran en el negocio de venta de automóviles
La apertura del mercado de venta de coches promovida por la Unión Europea comienza a surtir sus primeros efectos. Los principales grupos distribuidores europeos han fijado su mirada en el mercado español (entre otros) y ya se han producido los primeros movimientos. Kroymans, un grupo holandés encargado -entre otras marcas- de la comercialización de Cadillac y Hummer en los principales mercados europeos, está estudiando una compra en España, según fuentes de los concesionarios.
La compañía holandesa no sería la única. La británica Inchcape, que en la actualidad está en pleno proceso de expansión en países como Polonia, Bulgaria, Rumania o las repúblicas bálticas, también tiene planes para España y ha enfocado sus 'prospección' a la compra de grupos de concesionarios de sólida implantación en mercados de referencia como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, según las fuentes consultadas.
Antecedentes
Un pionero en este proceso ha sido el grupo portugués Salvador Caetano. Este grupo compró el pasado año la mitad del capital del grupo gallego Fernández Alvariño, y ha cerrado la compra de un concesionario BMW de Madrid y de un concesionario Mercedes en Málaga. La firma lusa dispone, además, de un consultor dedicado a buscar concesionarios candidatos de cierto tamaño.
En octubre de 2003 entró en vigor una nueva regulación que permite a los concesionarios vender coches de varias firmas con la condición de que se expusieran en sitios diferenciados. Además, los puntos de venta pueden abrir establecimientos adicionales en cualquier lugar de la UE.
Un sector que movió 29.500 millones en 2005
La venta de automóviles en España movió 29.500 millones de euros al año, una cifra que supone una mejora del 8,4% con respecto al ejercicio anterior y que representa una cierta desaceleración con respecto a la tasa del 17% en que creció en 2004. Las ventas de automóviles registraron en 2005 su segundo récord consecutivo de ventas, con 1,53 millones de unidades. Estas cifras no esconden, sin embargo, la baja rentabilidad del negocio. La venta de coches nuevos apenas es negocio, ya que su actividad principal suma más del 60% de la facturación, pero aporta un 10% del beneficio. La guerra de precios ha precipitado que la rentabilidad de los concesionarios se sitúe en un 0,6% de lo que ingresan.