Las otras burbujas de expectativas
En puridad, el concepto burbuja de expectativas es un tanto redundante. Al fin y al cabo, cualquier burbuja es, por definición, un castillo en el aire construido a partir de expectativas. Sin embargo, en la fina psicología bursátil puede intuirse una diferencia. Una burbuja normal se forma a partir de la percepción errónea de algo que está sucediendo. Por ejemplo, el desarrollo de internet o del cultivo de tulipanes. Una burbuja de expectativas se forma a partir de la previsión, errónea también, de que algo va a ocurrir.
Hoy por hoy, si hay algún sitio en el que se esté formando una burbuja de expectativas, ése es Extremo Oriente. Lo comentan los expertos de Morgan Stanley en su último informe. Señalan que hay dos procesos paralelos, uno en China y otro en Japón. 'La burbuja de expectativas sobre la ravalorización china podría estallar en seis meses', apuntan. Comentan estos expertos que el dinero está fluyendo con fuerza hacia los activos asiáticos por la previsión de que el ritmo de crecimiento de China se note en los mercados financieros -algo que no ocurrió el año pasado- y que la recuperación de Japón prolongue el alza del Nikkei.
Es obvio que la irrupción de China es el cambio económico más importante de los últimos años. Pero también es cierto que, por muy profundos que sean estas transformaciones estructurales, no vale todo. De hecho, se calcula que China, a los ritmos de crecimiento de PIB nominal actuales, no alcanzará el peso económico de Japón hasta dentro de nueve años, y sólo en 2025 la contribución de China al crecimiento global podrá alcanzar a la de Estados Unidos y Europa.
Así, el mundo que estudiaron los economistas todavía durará un tiempo. El epicentro de la economía mundial se trasladará a Oriente, pero eso no va a suceder mañana. Tener en cuenta que este es un proceso gradual es importante para no caer en las temidas burbujas de expectativas. O, al menos, para no sorprenderse si en algún momento estallan.