La letra pequeña de las facturas telefónicas
Si está pensando en dar el salto a la sociedad de la información y suscribirse a una de las numerosas ofertas combinadas de ADSL, teléfono e incluso televisión coja primero de todo papel y lápiz. Va a necesitarlo.
Detrás de las propuestas que prometen un mundo de servicios a precios irrisorios se esconden facturas cercanas a los tres dígitos cuando termina el periodo de promoción. Si sueña con velocidades de banda ancha desconocidas hasta ahora en España, los precios están lejos de ser los anunciados, salvo para ese porcentaje tan reducido de afortunados. Y cuidado con la letra pequeña. Las tarifas de los servicios complementarios que no entran en el paquete ofertado pero que no queda más remedio que incluir en el bloque deben ser vigiladas. Echar cuentas se convierte en un trabajo imprescindible para que la factura a fin de mes no suponga un disgusto.
El estudio puede comenzarse con la oferta más completa que hay en el mercado. ADSL tarifa plana 24 horas, más llamadas gratis a todos los teléfonos fijos nacionales y televisión a través de Imagenio. El proveedor es Telefónica y la publicidad anuncia cuotas mensuales de sólo 20 euros hasta el próximo 31 de enero.
En principio, el precio parece casi un regalo, pero antes de caer en la tentación hay que prepararse para la factura que llegará en febrero, cuando haya terminado la promoción. Los 20 euros van a hacer algo más que triplicarse; de hecho, estarán cerca de multiplicarse por cuatro.
En primer lugar, los precios anunciados no incluyen la cuota de abono mensual de la línea de teléfono, así que a todas las tarifas hay que sumar un mínimo de 13,43 euros al mes -en caso de tener contratada la línea individual- o de 17,87 euros -para la básica-. También hay que añadir el alquiler del descodificador de televisión, que supone 6,5 euros cada 30 días. Si el cliente es previsor, querrá contratar el mantenimiento del módem del ADSL, para que los técnicos de Telefónica se hagan cargo de los arreglos en caso de avería -si no, se entiende que el aparato es propiedad del usuario y no es fácil encontrar servicio de reparaciones-, con un coste de 6,01 euros por mes.
Precios sin impuestos
Sólo la suma de los accesorios da más de 26 euros, a los que habrá que añadir el precio real al mes de la oferta combinada de ADSL, voz y televisión. A partir de febrero pasa de 20 euros a 51,9 euros, así que en total se abonarán 77,84 euros mensuales, y eso sin contar impuestos.
Pero para llegar a este punto, primero hay que darse de alta y eso también tiene un coste. Si el usuario no dispone de línea de teléfono, la cuota es de 79,53 euros. Para ahorrarse este abono hay que darse prisa, puesto que Telefónica la regala hasta el día 31, pero sólo si se contrata por internet. También el alta del ADSL tiene un coste, 38,10 euros, y lo mismo sucede el router inalámbrico y su instalación, 14,14 euros. En total, las cuotas de alta pueden sumar 131,77 euros.
Y eso en el mejor de los casos, porque en las altas el precio es más barato cuantos más productos se contraten. Si un usuario prefiere ser comedido con sus peticiones y contrata el paquete más barato -ADSL mini y llamadas nacionales- reducirá el pago mensual a 53,44 euros, pero tendrá que abonar 225,63 euros en cuotas de alta.
Telefónica tiene cuotas más elevadas porque es la que más servicios da, pero los contratos de sus rivales también deben ser estudiados. Jazztel, por ejemplo, fuerza a cualquier usuario que quiera sus servicios de acceso directo y no tenga línea a darse de alta primero con Telefónica -pagando las correspondientes cuotas- para luego pasar a Jazztel. A partir de ahí, si tiene la suerte de poder acceder a la oferta de ADSL de 20 megas más llamadas, la tarifa será de 29,95 euros al mes, a los que hay que sumar 12,95 euros de la línea de teléfono. El mantenimiento del router cuesta 5,5 euros al mes, los gastos de envío ascienden a 13,52 euros y si se desea un equipo wifi el precio es de 35 euros.
Más caro y menos veloz
Otro competidor, Ya.com, está entre los más agresivos del mercado en precios de ADSL y llamadas. Lo hace a través de la red que tiene desplegada en las centrales de Telefónica, pero hay que tener cuidado en caso de que no haya disponibilidad de infraestructura propia en el número que se quiere contratar. En ese caso el precio del ADSL de 4 megas, por ejemplo, se dispara a 104,95 euros.
Más allá de cuotas mensuales y de alta, para evitar sustos también hay que vigilar el precio de todos los servicios incluidos en el paquete. Wanadoo y Ya.com, entre otras, compensan las agresivas ofertas de ADSL y llamadas gratis nacionales, con elevados precios en el fijo a móvil.
El misterio de los 20 megas
Los anuncios están en todas partes. ADSL con velocidades de 20 megas a precios mucho más baratos de lo que costaba hace bien poco un acceso de 256 Kbps. Pero, ¿quién tiene acceso a estas velocidades?La respuesta no es única, aunque en todos los casos el número que sale es muy reducido. Un estudio realizado por una de las empresas del sector asegura que sólo el 3% de las líneas de Telefónica está en condiciones de alcanzar velocidades superiores a los 15 megas, mientras que la mayoría no puede superar los 4 megas. Otras fuentes, sin embargo, elevan esta cifra, pero no más allá de la horquilla del 9% al 13%.Se tome el dato que se tome, lo cierto es que son pocas las líneas que están lo suficientemente cerca de la central como para disfrutar de estas velocidades de vértigo. Y esta afirmación lleva a recomendar cautela con las ofertas que prometen capacidades muy elevadas, porque las velocidades menores suelen ser más caras que las promociones estrella.Otro punto de conflicto entre las ofertas más publicitadas son las llamadas mini o aquellas con una cuota mensual más baja a cambio de una limitación de descarga en el ADSL. Terra, por ejemplo, tiene una de estas ofertas y el problema es la facturación que se aplica cuando se supera el límite de descarga. Normalmente el máximo es 1 giga y a partir de ahí la tarifa puede extenderse hasta un tope de 42 euros, más de lo que cuesta una tarifa plana de 24 horas sin ninguna limitación.