La empresa española sólo dedica a innovación el 1% de sus ingresos
Las empresas españolas sólo reservan a innovación tecnológica el 0,8% de su cifra de negocios, a pesar de que en el último ejercicio han elevado un 11,5% el gasto que dedican a estas tareas, hasta alcanzar los 12.491 millones de euros, equivalente al 1,5% del PIB.
Son los principales datos de la Encuesta sobre Innovación Tecnológica que hizo público ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondiente al año 2004. El sondeo, efectuado entre 23.000 empresas con más de 10 trabajadores, refleja un tejido empresarial en el que la innovación comienza a formar parte de las prioridades empresariales pero en el que aún quedan muchos pasos por delante para alcanzar la media comunitaria, que supera con creces el 2% del PIB.
'Somos conscientes de que partimos de números muy bajos pero, al menos, se está notando un aumento del número de empresas que incorporan procesos innovadores en sus líneas estratégicas', recalcó ayer Fernando Cortina, subdirector de Estadísticas de Servicios del INE, en la presentación de los datos. De hecho, en un sólo ejercicio el porcentaje de empresas innovadoras ha pasado del 19,4% del total (periodo 2001-2003), al 29,7% para 2002-2004.
'Este incremento ayudará a converger con la UE', añadió, teniendo en cuenta que los datos de 2004 para el resto de países de la Unión no estarán disponibles hasta mediados del próximo año.
Entre las actividades innovadoras que incluye el INE, destaca la investigación y desarrollo (I+D) tanto interna como la que se hace desde el exterior de las empresas, y a la que están destinando el 56,5% del gasto en innovación.
Otra partida importante y creciente en los últimos años es la compra de maquinaria y software, que supone un 33,1% del gasto total. En el reparto de la innovación por sectores brilla la industria. Un 67,8% de las empresas industriales está efectuando en estos momentos algún tipo de proceso innovador. En este apartado destacan varias ramas como la farmacéutica y química, el transporte, la metalurgia y la automoción.
La formación escasea
En el último ejercicio están despertando otras actividades como las dedicadas al reciclaje, que incorporan constantes mejoras en sus procesos, de un año para otro. En cambio, 'queda aún mucho por avanzar en el diseño de productos y en la formación de los trabajadores en tareas de innovación', como reconoce Belén González, jefa del Área de Indicadores de Ciencia y Tecnología del INE. A este último capítulo (formación de personal) apenas se está destinando 104 millones de euros al año en el conjunto del país, una cantidad que contrasta con los 4.129 millones dedicados a compra de maquinaria o los 4.739 millones a la adquisición de I+D fuera de la empresa.
La innovación está llamada a ser el revulsivo para el esperado cambio de modelo de crecimiento económico en España. De momento es responsable, según la encuesta, del 12% de las ventas de las empresas, porcentaje que se espera elevar en los próximos años. A ello ayudará el fondo de la UE para nuevas tecnologías para el periodo 2007-2013, aprobado recientemente en el Consejo Europeo de Bruselas. 'Aunque este fondo público comunitario ayudará a España, el mayor desarrollo de la innovación debe plantearse vía iniciativa privada', comenta Juan Mulet, director general de la Fundación Cotec.
La cooperación con proveedores y clientes prima sobre la de centros tecnológicos y universidades
El alto coste que supone en muchas ocasiones la innovación tecnológica favorece que se implanten procesos 'de cooperación' entre las empresas interesadas y otros colectivos. En el caso de España este proceso está marcado por la búsqueda de una relación directa y de proximidad.Son los proveedores de equipos, y los clientes, en menor medida, a donde más de dirigen las empresas españolas en primer lugar si quieren adoptar algún proceso innovador. Esta elección tiene ventajas pero también claros inconvenientes, según admite Fernando Cortina.La principal desventaja es un cierto arrinconamiento de otras vías como los centros tecnológicos y las universidades, que en otros países son la principal fuente de colaboración. En el caso de España, sólo el 24% de las empresas que se deciden a innovar llama a la puerta de una escuela de ingeniería, y un 19,8%, a la de centros tecnológicos avanzados. 'Esta tendencia se ha suavizado en los últimos ejercicios', admite Cortina, destacando cómo en 2004 1.541 empresas acudieron a un centro tecnológico en busca de colaboración.Otra rémora a superar en los próximos años es la fuerte concentración territorial de la innovación. Las empresas de Cataluña, Madrid y País Vasco corren con la mayoría del gasto en esta materia (63%). Muchas veces la existencia de un fuerte polo de atracción geográfico es suficiente para generar economías de escala, que dejan de existir en comunidades con un escaso tejido empresarial.