Niños marcados por la soledad
Si no cuento las baldosas y no cruzo varias veces el dintel de la puerta, mamá se va a morir, puedo asesinar a papá, voy a quedarme ciego o volverme deforme. Son ideas absurdas, lo sé, pensamientos raros que tengo y no me dejan, y me asusto... Tengo miedo de morirme, de tragar saliva y de que esté envenenada, de tragarme la pasta cuando me lavo los dientes. Me asusta tener las manos sucias...'
Esta es la historia de Carlos, pintor. El hijo (hoy adulto) de unos padres con problemas de convivencia. Uno de los muchos niños enfermos que la doctora María Jesús Mardomingo, jefa de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón, ha conocido y cuya soledad ha dibujado con palabras en su último libro, 'para que no se olvide'. Tiempos Cortos se presentó ayer en Madrid.
Carlos, uno de los relatos, no es una historia antigua, es la vivencia de todos esos niños que llegan a su despacho marcados por las obsesiones. Críos, todos ellos, con problemas de soledad.
Las patologías psiquiátricas siguen creciendo entre los más jóvenes. Las cifras indican que la morbilidad mental detectada en atención primaria en niños oscila entre el 10% y el 15%. La prevalencia entre los adolescentes es del 20%.
Dentro del amplio abanico de enfermedades destacan los trastornos del comportamiento. Entre los más pequeños, el déficit de atención y la hiperactividad. Los adolescentes son proclives a padecer ansiedad. 'También crecen de forma alarmante las depresiones', apunta Mardomingo. 'Esto es sólo la punta del iceberg. La incidencia de las patologías psicosociales va en aumento. Como no se deben a variaciones en la dotación genética de la población, hay que atribuirlas a las características de la sociedad actual, a los fallos del sistema educativo y a la falta de protección familiar', enumera Carlos Marina, presidente de Honor de la Sociedad de Pediatría de Madrid.
La doctora Mardomingo se niega a señalar con el dedo acusador a los padres, pero reconoce que su papel es fundamental a la hora de acertar con el diagnóstico y lograr una evolución positiva de la enfermedad. 'La carga genética no deja de tener su importancia, pero está comprobado que el afecto familiar es determinante a la hora de evitar, por ejemplo, un suicidio. La paternidad depende del corazón', apostilla para referirse a lo intrascendente que resulta en la educación de un niño la orientación sexual de los padres. 'Está comprobado que los hijos de mujeres homosexuales son menos violentos que el resto de los niños, aunque también es verdad que tienen tendencia a identificarse con el rol sexual de éstas', apunta Prudencio Rodríguez-Ramos, psiquiatra de la comunidad de Madrid. Para este especialista, el gran problema de los más pequeños es esa necesidad desaforada de ser felices. 'Los niños deben aprender que su vida depende de ellos y que es fruto del esfuerzo', concluye Mardomingo.
La videoconsola nunca es el problema
En los últimos años, la aparición de una gran oferta de aparatos electrónicos, a los que cada vez más niños y adolescentes tienen acceso, ha hecho que se llegue a hablar de trastornos adictivos. El doctor Prudencio Rodríguez-Ramos asegura que su abuso no debe considerarse una patología en sí misma, sólo indica que existe un problema de fondo. El uso descontrolado de estos aparatos (móviles, ordenadores, videojuegos) es una manera de manifestar la ansiedad y los conflictos internos.En cualquier caso, los psiquiatras alertan sobre un problema que ha surgido en los últimos tiempos, el sobrediagnóstico. Según Rodríguez-Ramos, se dan muchos casos de niños y adolescentes que presentan ciertos problemas psicosociales y a los que se les encasilla en ciertas patologías cuando realmente no las padecen'Hay una enorme distancia entre la desorientación de la pubertad, cuando se descubre que papá no es Supermán, y el trastorno patológico', recuerda Mardomingo. 'El sentido común es que el que debe orientar la forma de actuar de los padres'.