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CincoSentidos

El Prado celebra el legado Errazu

El museo expone las 25 obras de Fortuny, Madrazo y Rico donadas hace un siglo por el empresario

El Museo del Prado celebra el primer centenario de la generosa donación del rico empresario y coleccionista Ramón de Errazu con una exposición de 25 obras maestras de Mariano Fortuny, Raimundo de Madrazo y Martín Rico. Una ocasión para admirar 'la parte más exquisita de nuestras colecciones del siglo XIX', en palabras del comisario de la exposición y jefe del Departamento de Pintura del siglo XIX de la pinacoteca, Javier Barón.

Un legado de pintura del siglo XIX tan importante como poco conocido que el Prado exhibe hasta el próximo 12 de marzo. Hace un año, el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, preguntó a sus expertos qué sabían de Ramón de Errazu, el coleccionista con aspecto de dandi retratado por Raimundo de Madrazo. Hoy, después de una importante labor de investigación en México, París y España, el museo conoce cómo gestó su colección y los motivos que llevaron al empresario a legar el excepcional conjunto artístico al Prado.

Ramón de Errazu perteneció a una familia de grandes empresarios españoles que hizo fortuna en la industria textil y salinera en México. Afincado en París, llevaba una vida cosmopolita: adquirió una bodega, se dedicó a la cría de caballos y perteneció al club parisino más distinguido de la época.

Adquirir pintura era otro rasgo propio de distinción social, aunque en su caso, el coleccionismo era parte de su biografía. Ramón de Errazu mantuvo una relación estrecha con Raimundo de Madrazo y su cuñado, Fortuny. De hecho, Javier Barón sostiene que las primeras pinturas que compró Errazu eran de Mariano Fortuny, del que llegó a poseer doce obras -las diez del legado y otras dos que dejó en herencia a su hermano Luis-. Fue también importante mecenas, prestó obras de su colección para la exposición universal de París de 1878 y encargó las esculturas del mausoleo familiar al artista Miguel Blay.

A su muerte, legó 25 de sus cuadros al Museo del Prado, decisión en la que influyó su relación con el director del mismo, Federico de Madrazo, padre de Raimundo. Además, sabía que Fortuny no estaba entonces representado en la pinacoteca, como tampoco la pintura francesa de la segunda mitad del XIX.

El núcleo del legado, y de la muestra Fortuny, Madrazo y Rico. El legado Ramón de Errazu, lo componen las diez obras de Fortuny, entre las que destaca Desnudo en la playa de Portici y Viejo desnudo al sol. Junto a ellas, cuatro obras de Martín Rico y nueve de Raimundo de Madrazo. Entre las de éste, destaca el retrato del coleccionista, en el que el pintor plasmó el porte elegante de Errazu sirviéndose de la tradición velazqueña.

El conjunto se completa con uno de los desnudos más polémicos de la época, La perla y la ola, de Paul Baudry, obra que perteneció a la emperatriz Eugenia de Montijo y que Errazu adquirió al norteamericano Stewart, y un retrato de la Marquesa de Manzanedo, de Ernest Mesissoiner.

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