El futuro del transporte pasa por el hidrógeno
El hidrógeno será el centro de la tercera revolución industrial. æpermil;ste es el planteamiento que defendió Jeremy Rifkin, experto estadounidense autor del libro La Economía del hidrógeno, durante las jornadas sobre El Futuro de las Fuentes de Energía para el Automóvil, organizadas por la Fundación Eduardo Barreiros.
'Vivimos los últimos días de la era del petróleo, por cuanto el ritmo actual de producción alcanzará su punto máximo en 2037, aunque prestigiosos geólogos apuntan que sucederá mucho antes', dijo Rifkin. 'El mundo actual se mueve por el petróleo, porque seguimos instalados en la cultura del petróleo, y parece clara la relación directa entre esa cultura y el calentamiento global a tiempo real que experimentamos', añadió.
'La buena noticia es que esa época está tocando a su fin y será sustituida por la era del hidrógeno, en torno al cual se irá formando la tercera revolución energética mundial, con un sistema de producción y de transporte mucho más descentralizado que el actual, a la manera de lo que internet, el teléfono móvil y los satélites han supuesto en las telecomunicaciones'.
Rifkin comenzó su alocución con un taxativo 'los precios del petróleo nunca volverán a bajar', e indicó que el rango de la subida previsible oscila entre un conservador 25% y el 80% que pronostican determinadas fuentes.
Por su parte, la coordinadora de la Unión Europea para la Red Transeuropea de Transporte, Loyola de Palacio, que en la actualidad más del 30% del consumo energético mundial se origina en el transporte.
Por ello, De Palacio consideró 'indispensable' buscar alternativas al modelo energético actual. Como prioridades principales para corregir esa dependencia, citó 'la necesidad de trabajar en las alternativas de las energías renovables, de la energía nuclear y más a largo plazo de la energía nuclear de fusión'.
A su juicio, esas vías marcarán un periodo transitorio, que se extenderá en las próximas décadas, y en el que cada vez desempeñarán un mayor protagonismo 'el recurso a los biocarburantes, a la utilización del gas y a sistemas tecnológicos como los coches híbridos, hasta llegar a la auténtica revolución, que se construirá en torno al hidrógeno y a las pilas de combustibles'.
Aun así, eludió caer 'en el riesgo de vaticinios de ciencia ficción propio de estos asuntos', y apuntó como 'único objetivo mensurable' el compromiso de la Unión Europea para 2020 de alcanzar un 20% del consumo energético de carburantes alternativos.