Japón está de moda
El año pasado y el presente han visto como en diferentes medios e informes profesionales financieros se destacaba la creencia de que la economía japonesa finalmente se encontraba al final del largo y oscuro túnel de los últimos 15 años. Admite poca discusión que, durante los últimos tres años, hemos asistido a una mejora evidente de indicadores económicos claves del país, que no se habían producido durante anteriores periodos de falsa recuperación.
Y decimos falsa recuperación, porque han existido varias ocasiones a mediados y a finales de la década de los noventa, cuando algunos lanzaron prematuramente las campanas al vuelo del cambio de fortunas de la segunda economía mundial. Es por ello, que son bastantes los analistas que todavía muestran cierto escepticismo ante las esperanzas lanzadas en los últimos tiempos.
Sin embargo, entre todos esos indicadores, realmente hay algunos que hacen creíble la decisiva mejora de algunos de los males crónicos de la economía japonesa. Uno de los principales es el saneamiento del sistema bancario, que ha visto cómo el volumen de morosidad se ha reducido a niveles mucho más razonables y no vistos en una década. La tasas de desempleo y el empleo estable también han progresado de forma positiva, con la primera reduciéndose hasta el 4,3% actual.
Por último, pero no menos importante, los japoneses parece que finalmente se están animando a consumir, con el último dato de ventas minoristas de junio, por ejemplo, mostrando un incremento del 3,6%. Factores como el aumento de la renta disponible, el mencionado incremento del empleo y, en particular, el de mayor calidad a jornada completa y la reducción de la tasa de ahorro estarían detrás de la mejora de uno de los males endémicos de los últimos 15 años en Japón.
En realidad, solamente el elevadísimo volumen del déficit público, que según los últimos datos disponibles, se eleva al 6,1% del producto interior bruto (PIB), es causa de preocupación. No obstante, quizás la mayor causa para el optimismo no se encuentre en toda una serie de fríos datos macroeconómicos, sino en todos los pequeños cambios políticos, legislativos, sociales y empresariales que gradualmente se han venido produciendo y que Bill Emmott repasa y analiza en el último número del semanario británico The Economist.
El afamado editor del prestigioso semanario económico y escritor de varios libros debiera ser tomado en consideración, ya que él fue el autor del libro The sun also sets, cuya traducción sería El sol también se pone, en 1989. En este libro el señor Emmott predijo, justo antes del inicio en 1990 del posterior prolongado periodo de grandes dificultades, bastantes de los males de la economía japonesa y su probable caída.
Sabemos que economía y mercados bursátiles no están siempre correlacionados pero, en el medio y largo plazo, deberían moverse en direcciones similares, al menos en el caso de economías de mercado abiertas. La revalorización del índice de referencia japonés, Nikkei 225, ha sido superior al 70%, desde los mínimos de la primavera del año 2003, lo que lo sitúa por debajo de los índices europeos, pero por encima de los norteamericanos.
El entusiasmo por la Bolsa japonesa se ha recrudecido en los últimos meses, tras una primera parte del 2005 mediocre, en especial, por parte de los inversores extranjeros. Los volúmenes de contratación han alcanzado niveles récord, gracias a las compras de inversores extranjeros, que en agosto y septiembre han alcanzado cotas netas nunca vistas.
Una de las maneras más eficientes de entrar en Bolsa japonesa es mediante fondos de inversión, de los que en la actualidad existe una amplia oferta, que incluye incluso la posibilidad de invertir en pequeñas y medianas compañías japonesas.
De hecho, en el acumulado de los tres últimos años el índice de pequeñas compañías Topix Small ha doblado la rentabilidad del Nikkei 225, aunque con un mayor riesgo y una tendencia a decrecer las diferencias como muestran los índice Lipper en el cuadro central. Los fondos de la gestora norteamericana Invesco, GT Nippon Growth y GT Japan, lideran los rankings a tres años.
Análisis. Exposición a Asia Pacífico
Una manera de estar expuesto a Japón, pero de una manera más moderada, es a través de fondos de inversión pertenecientes a la categoría Asia-Pacífico.De esta forma, podríamos mitigar el efecto de una potencial corrección en la Bolsa japonesa, tras las últimas fuertes subidas.Japón todavía sería el país con mayor peso en la cartera de estos fondos pero podríamos beneficiarnos de las posibles subidas de otras Bolsas de la región, que hasta ahora han decepcionado a los inversores.