Almunia afirma que la subida del petróleo no está teniendo "efectos secundarios" sobre la economía
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, ha asegurado hoy que la subida del precio del petróleo no se está transmitiendo a "otros precios y costes a lo largo y ancho de la economía de la zona euro", por lo que descarta que se estén produciendo "efectos secundarios" sobre otras variables económicas.
"En la medida de que se eviten esos efectos secundarios, espero que las expectativas de inflación no repunten al alza" y, de no darse ese efecto, "la política monetaria puede ser más pausada". Sin embargo, subrayó que "eso depende del Banco Central Europeo (BCE)", que "lógicamente está preocupado".
"Si conseguimos entre todos evitar la apertura de un proceso inflacionista, creo que tendremos mejores condiciones para el crecimiento, tanto desde el punto de vista monetario como de la renta de los consumidores, de las familias", ha añadido Almunia durante una conferencia en Barcelona.
Sobre las perspectivas de crecimiento económico, Almunia aseguró que "no parece" que la economía de la Unión Europea vaya a crecer hasta el 2% y que en la Eurozona el aumento se situará entre el 1,2% y el 1,3% este año.
Estabilidad de precios en 2006, según Weber
También hoy se han conocido las declaraciones de Axel Weber, presidente del Bundesbank y miembro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo, que afirma que la zona euro volverá a la estabilidad de precios a finales de 2006.
En esas declaraciones, publicadas hoy por el rotativo Handelsblatt, Weber explica que los riesgos para la estabilidad de precios proceden de la escalada del petróleo, que cada vez se percibe como más prolongada, y del fuerte dinamismo de los créditos al sector privado, favorecido por los bajos tipos de interés en la eurozona.
No obstante, reitera que las tasas en la Europa de los Doce, en el 2% desde junio de 2003, "aún son adecuadas", como determinó el consejo de gobierno del BCE en su reunión de principios de mes.
Weber recalca que las presiones inflacionistas actuales han hecho que el BCE extreme su vigilancia sobre la situación económica general, para evitar "efectos de segunda vuelta", derivados de los incrementos salariales, y de los riesgos prolongados para la estabilidad de precios.