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CincoSentidos

El Nobel, para un hombre de teatro

La Academia Sueca anunció ayer pocos minutos después de la una de la tarde la concesión del Premio Nobel de Literatura al escritor inglés Harold Pinter. La Academia lo premia por sus obras, 'en las que descubre el precipicio que hay detrás de los balbuceos cotidianos y que irrumpe en los espacios cerrados de la opresión'.

El autor declaró sentirse 'conmovido y abrumado' por haber ganado el Nobel y aseguró a los periodistas a la puerta de su casa en Londres que no se lo esperaba. A la pregunta de por qué creía que había obtenido el galardón, se limitó a responder: 'Eso me pregunto yo'.

Pinter, quien el pasado lunes cumplió 75 años, es considerado el máximo exponente del teatro dramático inglés de la segunda mitad del siglo XX, lo que no ha restado sorpresa a la concesión del premio. La crítica barajaba este año los nombres del poeta libanés Adonis, el sueco Tomas Tanstroemer y el surcoreano Ko Un. La Academia, aún no repuesta de la crisis provocada por uno de sus miembros, el profesor Knut Ahnlund, como consecuencia de la concesión del premio el año pasado a la escritora austríaca Elfriede Jelinek, vuelve a sorprender con el Nobel a un hombre de teatro.

Pinter, hijo de una modista judía, creció en un barrio obrero de Londres. Publicó sus primeros poemas en 1950 y debutó como autor teatral en 1957 con The room, estrenada en Bristol. Desde entonces, los cuartos cerrados, con muy pocos personajes, son los escenarios de muchos de sus dramas.

Con The Caretaker (El cuidador) comenzó su fama, pero aquella vanguardia naturalista trascendió luego en un teatro político que da lugar a temas como la tortura y la opresión lingüística.

Este año, después de 29 obras teatrales, anunció que abandonaba su carrera como dramaturgo para concentrar su energía en la política. Desde 1973, Pinter es reconocido como un luchador por los derechos humanos. En 2002, en el discurso de investidura como doctor honoris causa por la Universidad de Turín, el autor confesaba que había salido de la pesadilla de una operación de cáncer para entrar en una pesadilla pública, la de la beligerancia norteamericana.

Su obra ha sido publicada recientemente en castellano por la argentina Editorial Losada. En 2005 ha publicado dos volúmenes -el primero integrado por El amante, Escuela nocturna y Sketches de revista; y el segundo por El cuidador, Los enanos y La colección- y tiene en preparación un tercero con seis textos más.

Una de las personas gratamente sorprendidas por la concesión del Nobel a Pinter es María Jiménez Fortea, autora de una tesis doctoral sobre el dramaturgo. Esta joven filóloga valenciana quedó impresionada en quinto de carrera con Happy birthday, una de las primeras obras del autor, que encontró parecida a Esperando a Godot, de Beckett.

'Al principio sus obras pueden parecer extrañas, pero tras una relectura te identificas con ellas. Pinter dibuja a los personajes que vemos en la sociedad', observa María Jiménez Fortea.

Dotado con 1,1 millones de euros, el Nobel será entregado el 10 de diciembre.

'decisión acertada'

l Una de las primeras personas en felicitar a Harold Pinter fue Elfriede Jelinek. '¡Otro más de izquierdas!', exclamó. 'Y además un dramaturgo fantástico', según recogen las agencias.En España, Francisco Nieva calificó de acertada la decisión de la Academia sueca, porque la calidad de la obra teatral de Pinter lo convierte en 'un clásico'. El dramaturgo español siguió durante años la trayectoria del británico a través del actor, autor y director de escena Luis Escobar (fallecido en 1991), amigo de Harold Pinter y su traductor en España, recordó Nieva. En la misma línea, el director del Centro Dramático Nacional, Gerardo Vera, aseguró que el teatro de Pinter no envejece nunca, porque 'nos habla del compromiso con la realidad y con el ser humano, y eso siempre es contemporáneo'.

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