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CincoSentidos

El eclipse histórico consigue una audiencia millonaria

La de ayer fue una mañana atípica. El espectáculo que brindó el cielo, con un eclipse anular, varió el pulso del país y millones de personas con gafas de cartón salieron a la calle, subieron a las azoteas y llenaron parques y explanadas para disfrutar del acontecimiento. El líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, acortó su habitual rueda de prensa de los lunes; internet quedó saturado, y Francisco González, presidente del BBVA, hizo de cicerone ante los periodistas que acudieron a su helipuerto de Madrid.

A las 10 y media la luz ya era tenue, la temperatura bajó 3 grados y se comenzó a apreciar cómo el satélite irrumpía en el disco solar. La tierra, la luna y el sol a punto de alinearse en cuatro minutos que no se repetían desde el siglo XVIII. Muchos se la jugaron intentando hacer una foto, a pesar de las advertencias de las autoridades sanitarias.

Los ojos más expertos, los de 400 astrónomos y cazaeclipses de todo el mundo, lo vieron desde San Lorenzo de El Escorial (Madrid). 'El momento en que el borde de la luna coincide con el del sol provoca unos diamantes de luz que ayudan a entender la topografía del suelo lunar', dijo Berhnard Foing, de la Agencia Espacial Europea.

A medida que la emoción aumenta entre los humanos, decae la actividad de los animales, según han observado biólogos del parque Terra Natura (Benidorm).

A las 10 y 55 minutos un anillo, tildado de 'fenómeno histórico', coronó el cielo y los curiosos de media España se intercambiaron las lentes protectoras para compartir el extraordinario fenómeno. Los meteorólogos habían acertado con su pronóstico de buen tiempo y, en general, los curiosos hicieron caso de las recomendaciones de los oftalmólogos para evitar los efectos nocivos de los rayos.

Los días antes las gafas especiales se agotaron en muchos puntos de distribución, merced a los pedidos de colegios y empresas (Caja Segovia repartió un millar delante del acueducto segoviano, la Cadena SER las distribuyó entre sus oyentes, etcétera). No faltó, en el último momento, quien trataba de hacer negocio. Varios jóvenes repartían paquetes de chicles de la marca Trex en la madrileña boca de metro de Gran Vía. Lo hacían de forma gratuita y aprovechando que el cielo se oscurecía por momentos. En el envoltorio se podía leer 'Eclipse by Trex', un producto fabricado por Wrigley desde 1999 que encontró un momento irrepetible para su promoción.

Ajenas al bullicio del centro, entre 15.000 y 20.000 personas se reunieron en el Planetario de Madrid, donde la lucha del sol por seguir calentando culminó con una gran ovación. En otro punto de Madrid, y también 'impresionada', la ministra de Educación, María Jesús San Segundo, abogaba por 'acercar la ciencia a la sociedad, especialmente a los jóvenes'.

En otras tantas ciudades, el anillo luminoso consiguió eclipsar en tertulias de café, taxi y restaurantes los goles del Madrid o el empate del Barça. Aunque sólo sea por un lunes hasta el 12 de agosto de 2026, cuando la luna volverá a ocultar el sol para la audiencia española.

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