Cursos a pedir de boca
Le gustaría aprender a hacer un foie mi-cuit con mermelada de violetas, sorprender a los amigos con un regalo gastronómico preparado por usted mismo o emular a Sergi Arola? No es imposible por muy negado que se sea. Si está harto de abrir latas de conserva y comer caliente únicamente los domingos en casa de mamá, será un candidato perfecto para realizar un curso de cocina. Y más si es hombre, porque son precisamente los varones jóvenes quienes más se apuntan a este tipo de enseñanza.
El auge de los cursos de cocina ha ido en aumento en los últimos años. La incorporación de la mujer al mundo laboral y las nuevas estructuras familiares han tenido mucho que ver: los hombres que viven solos, solteros o divorciados, necesitan subsistir y alimentarse como dios manda. Pero no es la única razón. Existe un mayor conocimiento e interés por la alimentación y la gastronomía -una característica propia de países desarrollados-, y como comenta Verónica Gómez-Acebo, directora de la Escuela de Cocina Alambique, 'cada vez hay más inquietud por utilizar buenos productos, por las cocinas propias de cada región, ir al mercado y aprender a comprar. No es sólo una cuestión de cocinar, porque recetas se encuentran en todas partes, sino de adquirir un conocimiento más amplio de la cocina y sus técnicas'.
En este pequeño boom por lo culinario también ha influido la brillante situación que vive la cocina española de vanguardia, a la cabeza del mundo. Reconocidos nombres propios como Adrià y Arzak han hecho de la cultura gastronómica de este país todo un símbolo y, en cierta medida, una moda. La cocina es una manera de estar al día. 'Atraen mucho las novedades en cuanto a presentación y técnica', según Sara Chao, coordinadora de cursos de la Escuela de Cocina Telva, una de las decanas. 'Los buenos restaurantes, donde se pueden adquirir utensilios o ingredientes raros de Asia han despertado mucho interés'.
Amas de casa, jóvenes que se van a independizar, ejecutivos, novias que regalan cursos a su pareja, grupos de amigos e incluso empresas -muchas escuelas preparan cursos a medida para fomentar las relaciones interpersonales o como incentivo- son su público diverso. Abundan los básicos para principiantes y también los avanzados, que pretenden abundar en las tendencias actuales, platos de fusión y técnicas novedosas. Además son muy demandados los cursos monográficos, con una temática amplísima, concebida para todos los gustos: cocina exprés para gente ocupada, cocina para invitar a los amigos, caza, foie, setas, productos de temporada, de Navidad, regalos gastronómicos (turrones, trufas, mermeladas, chutneys. Impartidos en la Escuela de Cocina Eneldo).
Enrique de Basterrechea, director de la Escuela de Cocina Baskaco, incide en que 'atrae mucho la preparación de menús para el día a día, pero con un punto contemporáneo, recetas clásicas actualizadas, fáciles de elaborar'. Junto a estos requerimientos, triunfan las clases magistrales de chefs conocidos (Paco Roncero, Darío Barrios, Ricardo Sanz, Carlos Posadas, asiduos colaboradores de Alambique) que presentan y preparan las novedades de sus restaurantes. Al finalizar la clase los alumnos prueban todo lo que se ha elaborado.
Los precios reflejan idéntica disparidad a los temas, en función de la duración y los productos de que se trate (foie, trufa, jamón, son materias primas caras). En cualquier caso, la mayoría de los alumnos repiten la experiencia. Porque aprender a cocinar no sólo es práctico. También es divertido.