La sombra del cisma planea sobre la Fórmula 1
Aunque Fernando Alonso ya se ha llevado el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 a casa, el asfalto continúa ardiendo. Y no es sólo porque Renault y McLaren todavía se disputen el título de constructores, sino porque la propia existencia de la competición pende de un hilo. Los cinco fabricantes que desde comienzos de año plantan cara al dueño y señor de la prueba reina del motor, Bernie Ecclestone, anunciaron ayer que han iniciado los trámites para crear un torneo paralelo. Los disidentes son que BMW, DaimlerChrysler (Mercedes), Toyota, Honda y Renault, el equipo de Alonso.
La razón de la revuelta es el reparto que de los ingresos que genera este deporte realiza la gestora de derechos de promoción y retransmisión Formula One Administration. Los constructores quieren percibir más del 25% de los 1.000 millones de dólares que mueve este espectáculo de gasolina, velocidad y caucho quemado. También desean una mayor intervención del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en la interpretación de la normativa de las carreras, en detrimento de los tribunales de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Para lograr estos objetivos se ha redactado un acuerdo al que se han adscrito las escuderías McLaren-Mercedes, Renault, BAR-Honda, Toyota, BMW-Williams, Minardi y Sauber.
El escrito fue preparado en Múnich el pasado miércoles y afirma que 'los cinco fabricantes y los equipos acuerdan un pacto vinculante por el cual correrán juntos sólo en unas series que satisfagan los principios fundamentales de un campeonato del mundo claro y equitativo'. Y prosigue: 'Si bien el grupo se mantiene abierto y dispuesto a discutir con el propietario de los derechos comerciales y la FIA sobre el futuro de las carreras Grand Prix más allá de 2007, la actual incertidumbre no deja otra opción salvo progresar en los trabajos preparatorios para unas nuevas series'.
Hasta el momento, sólo Ferrari, Jordan y Red Bull Racing se han comprometido a renovar su presencia en la Fórmula 1 más allá de 2008 y han ratificado el discutido quinto Pacto de la Concorde que rige la disciplina desde 1998. El anuncio derivado de la reunión de Múnich sucede apenas unos días después de que Max Mosley, presidente de la FIA, mostrara su escepticismo ante la viabilidad de un proyecto alternativo. Según el ejecutivo, 'es poco probable que una nueva competición pueda competir con la Fórmula 1 debido a la inmensa inversión que requiere una campeonato así'.
Además de la financiación, otras dudas se ciernen sobre los disidentes. Está previsto que Minardi, signatario del acuerdo, cambie de manos el próximo 1 de noviembre. Entonces pasará a estar bajo el control de Dietrich Mateschitz, dueño de Red Bull. El millonario austriaco adquirió la modesta escudería de Faenza (Italia) con la intención de competir con dos equipos el próximo año y contar con una mayor representación en cualquier votación que ataña al futuro de la Fórmula 1.
Otras dudas vienen de la mano de BMW-Williams y Toyota. En los mentideros del circo automovilístico se especula sobre la postura que tome la escudería inglesa una vez se desligue del fabricante bávaro, mientras Reuters menciona la posibilidad de que el gigante japonés Toyota pueda romper el frente común de los disidentes y alcanzar un acuerdo por separado con Ecclestone.
A pesar de todo, Patrick Faure, presidente del equipo Renault, reafirmó el pasado domingo en Brasil la intención de sacar adelante un calendario de carreras alternativo. 'Todavía no hay nada decidido pero, si es necesario, lanzaremos nuestro campeonato'.