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5d. Para invertir

Fortunas hacia el capital riesgo

La banca privada busca fórmulas para ofrecer a sus clientes el rendimiento financiero, que ronda el 20%, y fiscal de esta inversiónPara invertir

De reservado a unos pocos, el capital riesgo ha pasado a estar en boca de todos. No extraña, sin embargo, su repercusión cuando casi cada semana hay una operación protagonizada por un fondo o una sociedad de private equity, como prefieren denominarlo en el sector. Y es que este tipo de inversión deja indiferente a muy pocos.

Las grandes fortunas no son una excepción. Desde hace unos meses, por iniciativa propia, asesorados por una entidad financiera o invitadas por un banco de inversión, pocos son los grandes patrimonios que están renunciando al filón del capital riesgo.

Aunque como su nombre indica no están exentas de riesgo, estas inversiones ofrecen rentabilidades más atractivas que las de otro tipo de activos. Frente a la Bolsa, los bonos y los inmuebles, el rendimiento anual exigido al capital riesgo debería ser de un mínimo del 20% o del 25%, según los expertos.

Las sociedades de capital riesgo se han convertido en un complemento de las Sicav desde que el pasado marzo se prohibiera utilizar estos vehículos para reinvertir plusvalías

Con estas perspectivas de ganancias no sorprende que la última tendencia sea invertir en capital riesgo. 'El interés de los inversores particulares por el capital privado es evidente. Las inversiones cada vez se sofistican más y los altos patrimonios se muestran abiertos a todo lo alternativo', sostiene Felipe Oriol, presidente de Corpfin Capital, sociedad gestora de fondos de capital riesgo que tiene entre sus clientes a inversores de banca privada y que, tras cerrar un fondo en 2000, se dispone ya a crear uno nuevo que tiene como objetivo alcanzar los 200 millones de euros y en el que pretende dar entrada a titulares de grandes patrimonios. A partir de un importe alto, alrededor de un mínimo de cinco millones de euros, un inversor puede participar en este nuevo fondo.

Esta entidad no es la única que reconoce abiertamente el interés que despierta esta inversión entre los clientes de banca privada, a los que por el momento parece estar reservada por lo elevado del importe y la sofisticación del activo. Aunque con reticencias y con el objetivo de hacerlo más o menos público, la práctica totalidad de las entidades que ofrecen servicios a clientes con patrimonios líquidos elevados (superiores al millón de euros) o a grupos familiares con sociedades propias como Amancio Ortega, Rafael del Pino, o Juan Abelló -que creó su propia sociedad de capital riesgo en 1999 para agrupar sus participaciones empresariales- reconocen que la mayor demanda de este tipo de activos les ha llevado a buscar soluciones específicas.

BBVA ha sido una de las primeras. Todavía en trámite de autorización por la CNMV, la entidad prepara para las próximas semanas el lanzamiento de una gestora especializada en la que pretende englobar dos fondos de capital riesgo de 100 millones cada uno, en los que tendrían cabida inversores institucionales -tradicionales participantes de este tipo de proyectos- y clientes de banca privada. Enrique Marazuela, de BBVA Patrimonios, explica que en la sociedad invertirán la entidad y unos pocos clientes del banco. Este lanzamiento se engloba dentro de la estrategia del banco de ofrecer vehículos para diversificar el capital y de la que forma parte la creación de una sociedad inmobiliaria en 2003. 'Nuestro objetivo es promover el capital riesgo como una parte más de la cartera de activos, pero siendo selectivos con los clientes', sostiene este experto que, como Pablo Cervera, de Atlas Capital, considera esta inversión apta para diversificar y apostar por otros activos. 'Optar por invertir de la mano de un banco tiene ventajas como que la entidad puede tener más información sobre sociedades que están en venta ya que en muchos casos son clientes del propio banco', añaden fuentes del sector. La coinversión es, de hecho, la opción más utilizada entre los bancos privados, aunque algunos como UBS, reconocen limitarse al asesoramiento. Por el momento.

Otros confiesan negociar con fondos extranjeros para llegar a acuerdos que les permitan ofrecer esta opción.

Nmás1 Patrimonios es otra de las entidades especializadas que confirma estar asesorando y ayudando a invertir a clientes en estos activos. 'Identificamos oportunidades atractivas de compra de empresas y las que son interesantes las ofrecemos a algunos clientes', explica Juan Orbea, directivo de esta entidad, que afirma que salvo el interés financiero y de participación en el consejo, pocos son los inversores que quieren involucrarse en la gestión de la adquirida.

Pero si los expertos tienen claro qué requisitos deben reunir los inversores potenciales de este tipo de inversiones (conocedores de los mercados y en función de la inversión dispuestos a aportar cantidades mínimas que pueden oscilar entre los 500.000 euros y los 10 millones) las empresas objetivo no comparten un denominador común. 'Es más la oportunidad que se presente que elegir uno u otro sector', señala Antonio Salgado, de BNP Paribas. No en vano, si sectores como el financiero y el inmobiliario tradicionalmente han quedado fuera de estas inversiones, algunos ya empiezan a estudiar oportunidades puntuales en estos segmentos. 'Así ocurrió con el Hotel Ars de Barcelona, donde se unió el componente empresarial con el inmobiliario', dice Cervera.

BBVA Patrimonios ha optado por los parques eólicos y las concesionarias de autopistas en las nuevas sociedades. Una elección que para algunos, lejos de suponer inversiones de capital riesgo, entroncaría más con los denominados project finance o proyectos de financiación que más que rendimiento financiero buscarían beneficiarse de la rentabilidad fiscal que, en determinados casos, ofrece esta inversión.

La fiscalidad, ¿primer objetivo?

Así lo sostienen expertos del sector entre los que figura Pedro Nueno, profesor de iniciativa emprendedora del IESE y creador de tres fondos de capital riesgo, para quien este tipo de inversiones, por lo estable del proyecto y lo recurrente de los ingresos, no pueden incluirse dentro del capital riesgo. '¿Qué hay más seguro que una concesionaria?', se pregunta Nueno. En algunos bancos apoyan esta teoría. 'En estos casos, se trataría de sacar partido más por el lado fiscal, siempre que el vehículo elegido para invertir sea una sociedad, que por el rendimiento financiero, que tampoco se puede obviar ya que puede rondar el 10%', afirman.

Y es que explotar el aspecto fiscal es el objetivo principal o secundario -según el caso- de muchas de estas fortunas. Hasta hace unos meses, los grandes patrimonios gozaban de las ventajas fiscales que les brindaban las Sicav, sobre todo en lo que a reinversión de plusvalías se refería. Hasta marzo estos vehículos se consideraban válidos para reinvertir y las plusvalías de la venta tributaban al 15% en el impuesto de sociedades en vez de al 35%, independientemente de que las Sicav tributan al 1% en el impuesto de sociedades.

Una consulta a Tributos acabó el pasado marzo con esta práctica provocando una revolución en el sector y obligando a buscar alternativas para la reinversión.

Una de ellas son las sociedades de capital riesgo que se han convertido en un complemento para las Sicav, ya que, además de tratarse de vehículos regulados, pueden ser objeto de la reinversión. Además, las plusvalías obtenidas como consecuencia de la desinversión en empresas participadas prácticamente están exentas de pagar impuestos a partir del segundo año (tributan el 1%). 'Esto posibilita obtener una rentabilidad fiscal del 20%', señalan desde los principales bancos privados. 'Si a esto se añade la rentabilidad financiera que se puede lograr, esta opción puede ser muy acertada', añaden. Siempre, eso sí, que el cliente tome participaciones superiores al 5% en la sociedad, que es lo que recomiendan invertir los bancos privados.

Con una inclinación fiscal, financiera o una mezcla de ambas, los bancos privados y las entidades especializadas reconocen estar arañando todas las posibilidades a su alcance. 'Reservadas a entidades especializadas como Altamar o Nmás1 todos estamos estudiando las opciones', explica Salgado. Opinión compartida por Banco Madrid. Otras fuentes del sector reconocen estar estudiando opciones como la creación de gestoras, los acuerdos con otras entidades ya formadas o la propia creación de fondos.

La creación de sociedades de capital riesgo, sin embargo, no es nueva. La ventaja fiscal es, de hecho, la que desde hace años ha llevado a bancos y cajas a utilizar estos vehículos para agrupar sus participadas en sociedades no cotizadas -públicas son las de Caixa Catalunya, el Sabadell, el Guipuzcoano o La Caixa- y que ahora unas pocas utilizan para fidelizar a sus clientes.

La próxima semana Banesto y la SEPI presentarán el último -o penúltimo- fondo de capital riesgo que, registrado en la CNMV el pasado día 14, tiene como objeto la creación de proyectos para pymes. Y no se descarta que puedan dar entrada a inversores particulares, según fuentes del banco. En lo que todos coinciden es que 2006 será un gran año. Se esperan nuevos fondos.

Opciones para los pequeños

Sacar partido al capital riesgo es una opción que todavía queda lejos para el pequeño inversor. Aunque cada vez menos. La nueva ley sobre capital riesgo que previsiblemente se aprobará en octubre, contempla una nueva figura que podría acercar este mercado si no a los minoritarios a clientes cualificados pero menos sofisticados que las grandes fortunas: los fondos de fondos, cuya presencia en España se limita a Altamar. Esta figura está pensada para que siempre que concurran determinadas circunstancias pueda invertir hasta un porcentaje de su activo -computando como parte del coeficiente obligatorio de inversión- en otras sociedades de capital riesgo. Esto abriría las posibilidades para el inversor, que podría participar en el capital riesgo con importes de a partir de 500.000 euros según el caso.Hasta ahora, la única posibilidad era la compra de participaciones en Dinamia, la única sociedad de capital riesgo cotizada, de Nmás1, que se estrenó en Bolsa en 1997 con el objetivo de dar acceso a sus acciones al mercado de inversión español y portugués y con participaciones como Marie Claire, Net TV, Bodybell o High Tech Hoteles. La acción el viernes valía 16,50 euros.Otra opción es la que estudian en Banco Madrid y que consistiría en hacer partícipes a los inversores de los resultados de las Sociedades de Promoción de Empresas, una fórmula que busca sacar partido a los beneficios fiscales de comunidades como el País Vasco.

Algunas claves del capital riesgo

El capital riesgo o capital privado, como prefieren llamarlo en el sector (private equity es su denominación en inglés porque en su origen se dirigía exclusivamente a sociedades no cotizadas) consiste en la aportación de capital en empresas, de forma temporal (entre tres y 10 años) y generalmente de forma minoritaria, por parte de entidades especializadas. El apellido 'riesgo', le ha sido atribuido por la CNMV, que considera estas inversiones no aptas para particulares. El fin de estas inversiones no es otro que contribuir a la creación, expansión y desarrollo de una empresa para que su valor aumente. Cuando llega este momento se produce la desinversión y, si todo va bien, las ganancias. La evolución del sector es evidente, y el interés por las pequeñas y medianas empresas ha evolucionado hacia otras más grandes que incluso cotizan en Bolsa. Casos como el de Parques Reunidos, Amadeus o, más recientemente, Cortefiel, en los que el capital riesgo ha tomado importantes participaciones y después ha excluido o se está preparando su exclusión de Bolsa son significativos de las tendencias del sector. Sus compañías objetivo son, en principio, todas las que ofrezcan potencial, aunque los expertos explican que las preferencias se centran en los servicios y en las energías renovables. Descartan el sector financiero y el inmobiliario, aunque algunos empiezan a estudiar también aquí opciones.

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