Los cimientos de las subidas
Después de que la Bolsa haya duplicado su valor desde mínimos, suba el 16% este año -que se antojaba plano- y lleve acumuladas 14 subidas en 15 sesiones, la pregunta recurrente que se plantea a los profesionales del mercado es qué viene por delante. Se plantea en estos términos, pero la mayor parte de las veces la curiosidad del interlocutor va por otro lado. Quiere saber si el mercado alcista que ha vivido la Bolsa en los últimos dos años y medio tiene visos de continuidad.
En principio, las razones que soportan la subida son sólidas. El mercado estaba por debajo de la media histórica en términos de valoración cuando los tipos de interés estaban bajo mínimos -lo que significa mucha liquidez-, la economía crecía y las empresas disponían de cada vez mayores flujos de caja. La resaca de la crisis ha llevado a las empresas a aumentar notablemente los dividendos. La volatilidad -medida del riesgo- se ha reducido notablemente y las alternativas de inversión no son convincentes. Estos elementos no sólo han soportado la Bolsa sino que, en las condiciones actuales, ejercen de soporte ante las eventuales -y casi seguras- correcciones. Sobre todo la razonable valoración de las principales compañías del mercado.
Existe, pues, la percepción de que la Bolsa se resistirá a bajar. Hay dinero y no muchas alternativas de inversión, lo lógico es que el mercado tome el camino alcista. Y así está ocurriendo. Perduran, sin embargo, elementos inquietantes. Sobre todo el petróleo y el riesgo de que a medio plazo los desequilibrios macroeconómicos pasen factura.
JPMorgan ha rebajado su recomendación global sobre acciones a infraponderar, convencido como está el banco de que el mercado no seguirá dispuesto por mucho tiempo a pagar por un escenario de beneficios demasiado centrado en dos o tres sectores. Conviene, en este punto, distinguir el mercado de EE UU, más caro y maduro que el europeo. Europa puede subir si Wall Street se atasca, como pasa este año, pero no si sufre una etapa bajista.