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Barcelona estrena su nuevo símbolo entre el interés turístico

Nadie había pensado en los turistas. La singularidad del edificio ha atraído a los visitantes a una zona de la Ciudad Condal en construcción permanente, pero que no figura en las guías trotamundos. La Torre Agbar está ubicada en una zona apartada del centro, del paseo de Gracia y de la ruta gaudiniana. La sorpresa para los primeros trabajadores de Agbar que se trasladaron al edificio fue la congregación diaria durante este verano de turistas interesados en visitar el inmueble. Actualmente, la compañía de servicios del ciclo del agua, seguros médicos y certificación estudia la manera de realizar algún circuito interno para mostrar el nuevo edificio, aunque sea de forma más o menos restringida.

La nueva sede corporativa de Grupo Agbar, concebida por el arquitecto Jean Nouvel -responsable de la ampliación del Museo Reina Sofía-, se ha convertido en el símbolo de la Barcelona posolímpica, relevando al Hotel Arts y la Torre Mapfre. El edificio, que ha despertado todo tipo de apelativos sugerentes, es el séptimo más alto de España, compartiendo el puesto con la Torre de Madrid. Mide 142 metros. El techo español sigue siendo la madrileña Torrespaña, con 231 metros. La excepcionalidad de la Torre Agbar reside en su forma cilíndrica y su planta ovoide rematada por una cúpula, pero sin duda impacta su revestimiento exterior, su espectacular colorido. De día, los colores azul y rojo van modificando sus formas en función de la evolución solar.

Pero la vigilancia que emite el edificio sobre la Ciudad Condal se aprecia realmente de noche, cuando se ilumina, siendo capaz de combinar 16 millones de colores.

Precisamente, el máximo responsable de Agbar, Ricard Fornesa, se refirió a la última petición del Jean Nouvel en la inauguración de la Torre celebrada ayer, bajo la presidencia de los Reyes. Fue el arquitecto quien pidió la iluminación nocturna del edificio. 'Hemos accedido a casi todo lo que nos ha pedido Nouvel, incluso su último deseo', comentó Fornesa en tono jocoso en los parlamentos.

Un total de 4.400 ventanas y 59.619 láminas de vidrio componen el edificio, ofreciendo una generosa visión exterior. Otra cosa será su aspecto interior y su operatividad para trabajar. El rey Juan Carlos inauguró oficialmente el rascacielos a través de una pantalla táctil y una placa conmemorativa electrónica. Al acto asistió el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, el ministro de Industria, José Montilla, el alcalde de Barcelona, Joan Clos, y todo el universo de La Caixa, que también preside Fornesa.

Los comentarios de los asistentes se repartieron entre la admiración hacia el edificio y la opa de Gas Natural sobre Endesa. No hubo ningún representante oficial de la eléctrica en la inauguración. Sólo Joan Rosell, consejero de Endesa, no pudo escaparse del evento por su condición de presidente de la patronal catalana Fomento. Su homólogo en Gas Natural, Salvador Gabarró, departió incluso con el presidente del PP catalán, Josep Piqué.

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