Akasvayu revoluciona el baloncesto y mira a la Bolsa
Se le conoce como el 'Abramovich' español. La inmobiliaria que fundó en 2001 ha revolucionado el mundo de la canasta con el patrocinio del Girona. Ha 'robado' jugadores al Barça, al Real Madrid o a la NBA. Su apuesta de marketing se estudia ya en la Universidad
Si hace tres meses se hubiera preguntado a la gente qué es Akasvayu, la mayoría habría puesto cara de desconcierto. Ahora, en cambio, muchos ya relacionan este exótico nombre, que surge de la expresión catalana casa avui (casa hoy), con su verdadero origen: una pequeña inmobiliaria barcelonesa, pero con muchas ambiciones, fundada en 2001.
El milagro es producto de una apuesta de marketing deportivo poco usual y que ha revolucionado el baloncesto español a golpe de talonario. Akasvayu decidió a comienzos del verano ser el patrocinador del modesto Club Baloncesto Girona. Sin embargo, tanto Josep Amat (Barcelona, 1950), fundador y presidente de la inmobiliaria, como Joan Obiol, consejero delegado, tenían claro que su caso no iba a ser el de un esponsor sin más; la apuesta constituía una de las piedras angulares dentro de los planes de futuro de la compañía para darse a conocer.
Para lograr esta meta, aparte de los 900.000 euros que abona al club para que lleve su nombre (el contrato es por tres años más uno opcional), Akasvayu se ha gastado en dos meses siete millones de euros en fichajes. No son adquisiciones cualquiera. Son estrellas de primer nivel como el esloveno Arriel McDonald el estadounidense Tamar Slay o los españoles Fran Vázquez, Raúl López y Roberto Dueñas.
En dos meses Amat se ha gastado siete millones en fichajes. Espera rentabilizar la inversión en dos años
La empresa asegura que no se endeuda para fichar, ya que se usan 'los excesos de tesorería'
'Los jugadores son del club, no de la inmobiliaria', aclara Amat. 'Lo que ha ocurrido es que con nuestro apoyo el equipo puede aspirar a fichajes de mayor nivel'. La empresa asegura que no se endeuda para financiar los fichajes y que estos se pagan con 'los excesos de tesorería'. El presidente de Akasvayu, inmobiliaria centrada en la promoción residencial con suelo edificable para hacer en torno a las 4.000 viviendas, califica la apuesta por el baloncesto como 'una iniciativa de patrocinio singular' cuya finalidad es 'crear valor, comunicar cosas y dar a conocer la marca de nuestra compañía'.
El éxito de esta campaña de imagen es de tal envergadura que la Universidad de Barcelona les invitó este verano a un curso sobre deporte para que explicaran las claves de su proyecto.
'Es difícil calcular cuándo rentabilizaremos la inversión. Sin embargo, en pocos meses ya hemos logrado tener fuerza de comunicación y presencia en los medios', asegura. 'De acuerdo a nuestros planes, en dos o tres años ya habremos obtenido un retorno, no en dinero físico, que es difícil de cuantificar, pero sí en forma de notoriedad, suficiente para que los clientes se interesen por nuestros productos'.
Akasvayu, que según su presidente cerrará el ejercicio con una facturación próxima a los 80 millones, desarrolla su plan estratégico a cinco años. Durante este periodo la empresa estará inmersa 'en inversiones para la compra de terrenos' y no descarta 'crecer mediante alianzas con otras promotoras o incluso constructoras'.
La 'culminación' de este plan sería la salida a Bolsa. En este sentido, y sobre todo desde el punto de la promoción de la marca, se puede decir que la apuesta por el baloncesto supone 'el primer paso en el proyecto de cotizar algún día', asegura Amat.
El huracán Akasvayu no se limita sólo a la llegada de dinero a un deporte tan necesitado de euros como el baloncesto. La inmobiliaria ha traído otras ideas novedosas como la introducción en los contratos de los jugadores de cláusulas para que sean la imagen de la compañía.
'A nosotros siempre nos ha parecido que hay una conexión clarísima entre el deporte y el mundo empresarial', explica Amat. El patrocinio deportivo no es para el fundador de Akasvayu una acción especulativa, sino que existe un componente social importante. 'La vida de un jugador no acaba cuando finaliza su carrera deportiva, al contrario. En ese momento se encuentra con que tiene que entrar en el mundo laboral y es ahí cuando puede tener un vínculo con nosotros'. Los fichajes mediáticos han sido claves en el éxito de la campaña de marketing del Akasvayu. Sin embargo, para lograr este impacto, su presidente ha tenido que echar intensos pulsos con rivales de mayor peso como el Barça, el Real Madrid, el Unicaja o incluso con clubes de la todopoderosa NBA. En todos ellos ha salido victorioso.
'La clave de una negociación no son las riquezas sino las personas', asegura. 'Nosotros no hemos convencido a estas grandes estrellas sólo por dinero. En su decisión hay un componente muy importante de confianza en nuestro proyecto deportivo. Además, en esta vida hay que ser convincente. Si no lo eres es difícil triunfar', añade.
La transformación del status quo en el baloncesto mediante el uso de cuenta corriente ha llevado a comparar a Amat con Roman Abramovich, el magnate ruso propietario del Chelsea inglés, que ha revolucionado el mundo del fútbol con sus fichajes. 'Depende de cómo se mire la comparación puede ser un halago o un calificativo menos bonito. De todas formas, nuestra cartera no es la del ruso', matiza. Puestos a buscar similitudes, prefiere que se le asocie con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. 'Siempre he visto con buenos ojos su idea de integrar deporte y empresa'.
Aparte del baloncesto, Akasvayu patrocina algunas actividades de motor. 'Vamos a esperar a finales de 2006 para ver cómo evolucionan ambos proyectos. A partir de ese momento nos plantearemos si entramos en otros deportes'. Si conserva su pujanza económica, pretendientes no le van a faltar.
Girona, de último de la fila a aspirante al título
En el mundo del deporte hay ejemplos de que el dinero no lo es todo. Sin embargo, el equipo que ha construido el Akasvayu Girona a golpe de talonario le coloca entre los aspirantes a ganar el campeonato liguero.De lograrlo, el club catalán daría un salto impresionante y supondría un vuelco pocas veces visto en la consagrada jerarquía del baloncesto español. Baste decir que en la temporada pasada el Girona, entonces patrocinado por Casademont, acabó la temporada regular de la liga ACB en el puesto 16 de un total de 18 equipos, con tan sólo 11 victorias y 23 derrotas.'Nos gustaría mucho ganar algún título este año porque la afición se lo merece. No renunciamos a nada. Tenemos que competir con grandes equipos que nos merecen mucho respeto pero aspiramos a lo más alto posible', asegura Josep Amat, presidente de Akasvayu y alma máter del nuevo proyecto del Girona.A la hora de confeccionar la plantilla para la próxima temporada, los directivos de la inmobiliaria, junto con el equipo técnico del club, decidieron apostar por 'jugadores con capacidades técnicas fantásticas', pero que además fuesen 'buenas personas, que pudiesen integrarse dentro del proyecto'.De todos los fichajes, Amat reconoce que el que más le ha costado culminar ha sido el de Raúl López. El base catalán, tras dos años intermitentes en la NBA por culpa de las lesiones, quería volver a España. Sus derechos en EE UU habían pasado de los Utah a los Memphis. Además, en España el Real Madrid, tenía preferencia en caso de que López decidiera volver a la ACB.'Era una negociación con múltiples actores y al final todo salió bien. Además de sus cualidades como deportista, Raúl era una pieza clave dentro de nuestra estrategia de marketing. Queríamos que fuese la imagen de la inmobiliaria porque es un jugador muy querido en Cataluña', explica Amat.