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Alemania

Schröder se acerca a Merkel en la recta final

La reformadora Angela Merkel o el respetado pero abatido actual canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder? ¿Qué quieren los alemanes: una sociedad segura, justa y solidaria, como defienden los socialdemócratas, o una Alemania en la que la creación de empleo tenga prioridad absoluta, como exige Angela Merkel, la candidata a la cancillería de la democracia cristiana CDU/CSU?

'Angie', como la llaman sus electores simpatizantes, la 'tímida amazona', como la caracteriza el semanario Der Spiegel, promete crear empleo. Pero, ¿a qué precio?, se pregunta Schröder: 'La sociedad que quieren la señora Merkel y el señor Westerwelle (Partido Liberal) es fría, insolidaria e inhumana'. Merkel defiende una gran reforma fiscal (bajando en una primera fase el tipo mínimo del IRPF al 12% y el tipo máximo al 39%) y se propone reducir las cotizaciones por desempleo y flexibilizar el mercado laboral facilitando el despido y los contratos temporales. Uno de cada cuatro alemanes teme perder su puesto de trabajo, según datos del Dresdner Bank. Ese miedo y el sueño del paraíso fiscal -los impuestos se han convertido en el gran tema del debate electoral- decidirán las elecciones.

La 'visión de futuro' de la que habla Merkel se basa en los proyectos del profesor Kirchhof, experto en finanzas y potencial ministro de Hacienda de Merkel que propone una tarifa impositiva plana del 25% (con dos eslabones del 15% y el 20%) y, en contrapartida, la supresión de todas las posibilidades de deducción. Por su parte, los socialdemócratas afirman que la reforma no se puede financiar y es injusta; pues favorece sobre todo a los ciudadanos con mayores ingresos.

Por su parte, el canciller Gerhard Schröder reclama 'confianza en Alemania' para poder continuar con su política de reformas. El problema es que es, precisamente, esta política lo que le ha obligado a convocar nuevas elecciones. El jefe del SPD, Franz Müntefering, que comparó en abril a algunos inversores con una plaga de langostas que devoran y persiguen sólo sus intereses, abrió un intenso debate en torno al futuro de la economía social de mercado y el rol de la gestión política ante los retos de la globalización. Schröder y Müntefering advierten en su programa de los riesgos de la 'total economización' y del 'creciente poder internacional del capital.'

A cinco días de las elecciones (18 de septiembre), no hay nada decidido: los sondean apuntan un 34% para el SPD (dos puntos más que quince días antes) y un 41% para la democracia cristiana (CDU / CSU). La mayoría no quiere seguir con el actual gobierno rojiverde; pero duda de la capacidad de liderazgo de Merkel. Ni ella misma sabe de cuánto poder dispondrá y qué margen de maniobra le concederán los hombres poderosos de su partido para llevar a cabo su política económica y reformar el Estado social. Además, el mapa político ha cambiado tras la constitución del Partido de la Izquierda y todo el mundo se pregunta si los democristianos lo conseguirán (en coalición con los liberales). Junto al desempleo, la asignatura pendiente sigue siendo el Este alemán, la ex RDA, marcada por el elevado desempleo (20%), la emigración a los länder occidentales y la falta absoluta de perspectivas en muchas regiones.

Según Der Spiegel, el 30% de los ciudadanos del Este simpatizan con el Partido de la Izquierda, resultado de la fusión de los poscomunistas del Partido del Socialismo Democrática (PDS) y el partido recién creado por los disidentes socialdemócratas de la Alternativa por el Trabajo y la Justicia Social (WASG), que conseguirá, probablemente, un peso en el Bundestag como ningún partido a la izquierda del SPD desde 1949. El 4% del PIB se transfiere cada año al Este: 1,4 billones de euros desde la caída del muro de Berlín.

Por si fuera poco, el distrito 160 de Dresde, al este de Alemania, retrasará sus elecciones al dos de octubre, debido a la muerte de una candidata de la ultraderecha. De esta forma, en caso de que los resultados fueran ajustados, todo podría depender de sus 219.000 votantes.

Rebajas fiscales para las rentas más altas

No sólo la flat tax -tarifa impositiva plana de un 25% para todo el mundo- propuesta por Paul Kirchhof, potencial ministro de Hacienda de Merkel, y la subida del IVA en dos puntos (del 16% al 18%, con lo que pretenden recaudar 16.000 millones de euros) son conflictivas. Angela Merkel piensa también eliminar el impuesto de la licencia fiscal, las deducciones fiscales por desplazamientos al trabajo y obligar a pagar tributos por las primas extras a quienes trabajen por la noche o en festivos. De momento, el programa electoral sólo contempla una bajada del tipo máximo del IRPF del 42% al 39%.Los socialdemócratas, preocupados por el futuro de la economía social de mercado, acusan a Merkel de defender una sociedad insolidaria. El SPD, que ya ha recortado el IRPF, con un tipo máximo del 42% (antes 53%) y uno mínimo del 15% (antes 25,9%), pretende mantenerlo. Sólo los ricos (los que superen los 250.000 euros anuales) pagarían con los socialdemócratas todavía más impuestos (del 42% actual al 45%). Otros objetivos del SPD: simplificar el derecho fiscal y recortar y eliminar más subvenciones.El actual ministro de Finanzas, el socialdemócrata Hans Eichel, ha declarado que la tesis de Merkel y Kirchhof de que los ricos eluden los impuestos no es verdadera. 'En 1999 eliminamos o redujimos más de 70 rebajas o ventajas fiscales. El 10% de los contribuyentes, los más ricos, pagan el 54% de los ingresos del fisco. El 50%, los más pobres, sólo el 7%.' Kirchhof está preparando el ya temido listado de 418 subvenciones y ventajas fiscales que se tacharían con la llegada de los democristianos y los liberales al poder.

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