Alimcarat, algarroba para sustituir al cacao
La compañía, galardonada en 2004 como empresa innovadora de Baleares dentro del marco de los programas de la UE, obtuvo unos ingresos de 5,5 millones de euros, cifra que esperan que se eleve hasta los 7,5 millones en el presente ejercicio
Cobertura de chocolate, aroma para el tabaco o una alternativa sana a la cafeína. La algarroba es mucho más que la tradicional comida para animales. En la empresa mallorquina Alimcarat lo saben muy bien. En Alimcarat, y en los más de 50 países de todo el mundo a los que se exporta su harina de algarroba.
Situada en el municipio mallorquín de Consell, la entrada a la fábrica de Alimcarat es una sorpresa para los sentidos, ya que las miles de toneladas de harina de algarroba que allí se almacenan huelen, en realidad, a chocolate. Esa es precisamente una de las aplicaciones que el mallorquín Xisco Mas, director general y principal accionista de la empresa, ha sabido extraer de un producto asociado históricamente a la comida para animales. Con la harina de algarroba se fabrica cobertura de chocolate, sustitutos saludables del cacao, hierbas aromáticas e incluso el aroma de los cigarrillos que fuman los ciudadanos de unos cuantos países europeos.
El proceso de producción es aparentemente sencillo. La algarroba pasa por la fase de troceado en una factoría que la compañía tiene en Palma. Una vez troceada, se separa la semilla para reservar la pulpa troceada. Esa pulpa de algarroba pasa a continuación por una fase de tostado y, después, se muele, se tamiza y se envasa en un proceso que está completamente robotizado. Así de simple si no fuera porque, con anterioridad a todo este proceso, ha habido un arduo trabajo en el laboratorio, de la mano del responsable de investigación de la empresa, Jaume Cañellas. Es en el laboratorio donde realmente se produce la harina de algarroba. Allí se hace el análisis previo de los estándares del producto y análisis final sobre la composición de azúcares de las distintas harinas que se fabrican. En función del grado de tostado, el producto tiene más o menos aroma.
De esta forma, la algarroba se convierte en una alternativa saludable al cacao: no tiene cafeína, es adecuada para niños y no tiene ácido oxálico, el responsable de impedir la absorción del calcio. Es antidiarreica y presenta propiedades como sustituta de la lactosa. Una alternativa saludable y además barata, tal y como señala el director general de la empresa. La harina de algarroba que se produce en Mallorca resulta entre un 20% y un 35% más barata que el cacao.
Alimcarat nació en 1998 de la mano de su accionista principal, Xisco Mas, quien contó con la colaboración de la empresa Humiclima para poner en marcha un producto innovador y diferente. El valor añadido de la compañía le valió el respaldo de la Consejería de Comercio e Industria del Gobierno balear y del Centro de Desarrollo de Tecnologías Industriales (CDTI) de Madrid. La arriesgada apuesta se convirtió en un éxito completo y, en pocos años, Alimcarat ha pasado de producir 2.000 kilos de harina de algarroba en un día a producirlos en una sola hora.
La empresa funciona a pleno rendimiento las 24 horas del día durante los siete días de la semana. Al año se procesan más de siete millones de kilos de algarroba, de las que salen 6.000 toneladas de harina que se comerán en países como Filipinas, Tailandia, Argentina o Ucrania, transformadas en aroma de tabaco o cobertura de chocolate.
Toda la producción de algarrobas de Mallorca termina en la empresa que gestiona Xisco Mas, pero la demanda ha aumentado de tal manera que este año se ha visto obligado a importar un barco procedente de Marruecos. La producción está, en todo caso, vinculada a las fluctuaciones del cacao. La subida del precio de éste propicia el crecimiento de la fabricación de harina de algarroba.
Tal vez la principal peculiaridad de Alimcarat es que exporta el cien por cien de la producción anual. En su oficina, un mapa del mundo acribillado con chinchetas de colores muestra los países en los que se consumen productos fabricados con harina de algarroba. Los puntos principales de exportación son Rusia, Ucrania y Argentina, donde la harina se emplea como sustitutivo económico del cacao. Pero también hay chinchetas en Nueva Zelanda o en Alemania, país en el que una importante empresa tabacalera emplea el producto mallorquín para dar aroma a sus cigarrillos.
La excelente trayectoria de Alimcarat ha permitido diversificar su producción. En 2004, Xisco Mas amplió el negocio comprando una planta de tratamiento de almendras. También elabora productos a base de almendras mallorquinas, como la harina y el granillo de almendra, que son una excelente materia en la elaboración de turrones. A diferencia de lo que sucede con la harina de algarroba, la producción de almendra se destina de forma íntegra al mercado nacional.
Las perspectivas de futuro para esta empresa son muy buenas. Alimcarat tiene previsto ampliar en breve las instalaciones para dar salida a un producto que cada vez se vende más y del que, además, aún se espera obtener nuevas aplicaciones. Es en el trabajo de laboratorio donde se investiga qué más se puede hacer con un producto tan típico del Mediterráneo.
El director general de la empresa explica que este trabajo se realiza en colaboración con la Universidad de las Islas Baleares y con la Universidad Autónoma de Madrid, con las que tienen programas de colaboración, como el empleo de becarios en la investigación de laboratorio.
En estos momentos la empresa cuenta con un almacén de materia prima, las instalaciones de troceado de la algarroba, la fábrica de producción de harina y el almacén final donde también se encuentran las oficinas. Prevé cerrar el presente ejercicio económico con una facturación que ronda los 7,5 millones de euros.
Un resultado excelente, a su juicio, que nació por la curiosidad de su principal accionista por conocer las propiedad de la algarroba cuando, de niño, un agricultor le recomendó que empleara este producto para curar una verruga. El azar dio lugar a una de las empresas pioneras de Baleares.
Señas de identidad
EmpresaFundada en 1998 con una inversión inicial de 900.000 euros. La inversión se amplió más adelante hasta 2,4 millones de euros debido a la ampliación de las instalaciones. El año pasado finalizó con unos ingresos de 5,5 millones de euros, cifra que esperan que se eleve hasta los 7,5 millones de euros en el presente ejercicio económico. La empresa ganó el primer premio de empresas innovadoras organizado por el Gobierno balear en el marco de los programas de la Unión Europea.PlantillaAlimcarat cuenta con un total de 28 trabajadores que se distribuyen en los departamentos de logística, comercial, administración, fabricación y laboratorio. Tiene además un coordinador y responsable de investigación, ya que los responsables de la compañía están convencidos de que todavía se pueden encontrar más aplicaciones a la harina que se obtiene de la pulpa de algarroba. Las instalaciones están completamente robotizadas, lo que explica que la plantilla no sea muy elevada, a pesar del alto nivel de producción.ProductoLa pulpa de la algarroba se emplea en la fabricación de sustitutivos del cacao, aroma en la fabricación de los cigarrillos o hierbas aromáticas. La empresa produce 6.000 toneladas al año. Con las semillas se fabrica helado, ya que una parte evita la formación de cristales de hielo. La compañía ha diversificado el negocio con la producción de harina y granillo de almendra que después se emplea como componente alimenticio en la elaboración de turrones o de batidos, entre otras cosas.
El problema del mercado nacional
¿A qué se debe que el cien por cien de la producción de harina de algarroba se destine a la exportación?, ¿por qué este producto no tiene salida en el mercado nacional? En opinión del director general de Alimcarat, Xisco Mas, la respuesta se encuentra tanto en factores históricos como culturales. En España, la algarroba es un producto que se ha asociado tradicionalmente a la comida para animales. 'Es un producto desprestigiado porque se considera que tiene mala calidad', señala Mas.La mala fama de la algarroba, además de una imagen asociada a la comida animal, deriva de la época de la posguerra española, cuando se empleaba como sustitutivo barato de varios alimentos. Por eso resulta tan difícil vender la harina de algarroba en el mercado nacional.La solución para la empresa han sido las ferias internacionales. El paso por ferias de Estados Unidos, Brasil o diversos países de Europa le ha permitido exportar íntegramente la producción anual. El gran reto empresarial que se le presenta ahora a Xisco Mas es tratar de exportar el producto a China, donde las posibilidades son enormes en caso de que la harina de algarroba consiga hacerse un hueco. El director general de Alimcarat reconoce que es objetivo no es fácil en un país donde la copia de productos es una forma de hacer negocio. En China fabrican una copia del cacao, de muy mala calidad, que es el principal competidor de la harina de algarroba.Xisco Mas también está trabajando para ampliar su mercado a las grandes empresas de internacionales de producción de alimentos basados en el cacao. También aquí la misión es complicada. 'Es muy difícil entrar en este mercado porque se trata de empresas muy conservadoras que no se arriesgan a innovar con nuevos productos, aunque algunas como Danone nos han comprado harina de algarroba para fabricar sus productos en otros países', asegura el director general.