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Cristina Hoyos

'Ya no zapateo, pero me saco el sentimiento de las entrañas'

Va repartiendo sentimiento con su último montaje, Viaje al Sur. Después de pasar por Japón y Madrid, y antes de empacar rumbo a América, repasa algunos sabores de su vida

Dijo Antonio Gades teniéndola enfrente que la danza no está en el paso, sino entre paso y paso. Y así es como todavía baila esta sevillana de 59 años, que compartió escenario con el coreógrafo durante más de 20 años. Mirada, desplante y contoneo. La más vieja y la más moderna de los bailaores del Ballet Flamenco de Andalucía. Nos recibe para hablarnos de su primer montaje al frente de la compañía, Viaje al Sur, antes de ir de gira por Latinoamérica y después de pasar por Japón y Madrid. A las once de la mañana en el hall del hotel madrileño donde se aloja, vestida con traje claro, perfume suave y descansada del jolgorio de la función de la noche anterior, de vez en cuando le asoman algunos chispazos que recuerdan a otra frase del gran bailaor: 'Un extracto de fuego y de veneno, eso es el flamenco'.

Cuente la receta. ¿Cómo conserva ese arte a los 59 años?

Con los años he aprendido a dar más, haciendo menos. Vas comprendiendo que las cosas, cuando se hacen deprisa, se hacen con menos emoción. Ya no zapateo, pero me saco de las entrañas el sentimiento para que llegue a todo el mundo.

Pues viéndola bailar parece usted más moderna que los jóvenes.

Bailo sola y tengo más libertad. No es que haga lo que quiera pero ya no miro al espejo para ver cómo queda un movimiento. Conozco mi cuerpo. Pero la juventud es muy sólida. Mis bailarines, por ejemplo, quieren decirle al mundo lo maravillosos y estupendos que son aunque yo sea la cabeza de cartel. No son populares porque en el sur se te escucha poco, los eventos, las televisiones y los teatros están en Madrid.

Deme algún nombre. El futuro Gades, la futura Cristina Hoyos...

Apoyamos mucho al Junco (su pareja en la obra). Ya era bueno cuando le vi en la Academia de Manolo Marín, pero se ha ido conociendo a sí mismo, dando el resto para el público, como decimos nosotros. Y lo más importante: no se parece a nadie. Tiene un ritmo especial.

Premio Nacional de Danza, medalla de oro de las bellas artes, compañía propia, giras internacionales... ¿Le queda algo por hacer?

He estado en lo máximo: ser la pareja de Antonio Gades durante 20 años... Pero no dejo de soñar.

¿Y qué sueña ahora?

Que el Ballet de Andalucía sea referente mundial. Hacer una película y producir un musical sobre flamenco... Quiero darle gracias a la vida y devolverle al flamenco lo que me ha dao.

¿Y qué es lo le ha dado?

Mis dos hombres. Mi primer marido y el segundo, que baila conmigo durante la entrevista, la espera charlando con una ayudante, dos mesas más allá.

Pues se lo ha pagado bien. Ha promovido un museo flamenco en Sevilla, festivales, películas...

El ojo de la cámara de cine frena la emoción, pero llega a mucha gente. Y yo quiero extender la emoción entre la gente, que sienta el flamenco. Porque el baile no hace falta entenderlo. Es como un cuadro que no comprendes pero te produce una emoción.

¿Por eso suele montar espectáculos sin argumento?

En parte. En el extranjero prefieren que no cuentes nada. Comprenden mejor el sentimiento, que va poniendo la piel de gallina de butaca en butaca.

Como en Viaje al Sur.

Damos libertad de inspiración al espectador sobre la base de tres sensaciones: la alegría, la tragedia y la pasión. Viajes, paleta de colores, la inmigración de españoles a Suramérica, un trayecto en barco... Eso es la alegría. Después llega la tragedia, que se instala de un momento a otro, muy a la forma de Andalucía, donde todavía hay mujeres que se visten de negro para el resto de su vida cuando llega la desgracia. Y luego, claro, lo que te saca del dolor ¿qué es? La pasión.

¿Eso no es simplificar el sur?

El sur es una mezcla de culturas maravillosa. Bueno, no sé si maravillosa o más maravillosa que las demás, pero sí muy nuestra. Todo el mundo tiene que venir a olerlo, a tocarlo. Hasta la religión la vivimos diferente. Le cantamos.

Y ¿para cuándo el adiós?

Mira, yo siempre lo repito. No voy a anunciar una última gira. Si me llaman para bailar cinco minutos en un espectáculo, allí estaré. Porque yo me voy a retirar como vine: despacito y al compás.

'El baile, la cultura... son cosas de izquierdas'

Se salió del colegio católico y falangista de su niñez a los 12 años, cuando comprendió que allí el baile estaba mal visto. Desde entonces, se supo de izquierdas 'por convencimiento'.Sus espectáculos reflejan una Andalucía religiosa. ¿Es usted creyente?No soy mujer de iglesias. Pero desde que naces, en Andalucía vives y hueles la religión: te pasa algo y le rezas a la virgen hay virgencita del Rocío.... Lo mío es por tradición.Y de política... ¿Qué le parece Zapatero?Estupendo (contesta sin pensarlo.)

 

En una obra sacó una pancarta contra la guerra.La guerra de Irak me pareció injusta y me lo sigue pareciendo. No soy como Gades, que era comunista, pero incluso si pienso en la cultura, en el baile... eso son cosas de izquierdas.

 

¿Ha notado el cambio en estos dos años? Claro, y el bache de los otros ocho años también lo he notado.

 

Habla mucho de Antonio Gades, ¿no le molesta que siempre le relacionen con él?¡No! Ha sido el mejor. De él aprendí la importancia del teatro, a beber de él. Las luces, el equilibrio, la sobriedad de un espectáculo... A agarrar la suerte y a rodearse de intelectuales.

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