España, el paraíso europeo del buceo
Los biólogos han descubierto una nueva especie marina. Se trata de un mamífero de piel de neopreno, ojos de plástico y pulmones de aluminio. Pariente del homo sapiens, los expertos lo llaman 'buceador' o 'submarinista'. Hay varias subespecies: el 'recreativo', el 'científico' y el 'profesional'. Prefiere las aguas cálidas, y en los últimos años su presencia en España se ha multiplicado vertiginosamente. Cualquiera puede convertirse en uno de ellos, con el aprendizaje necesario.
El buceo o submarinismo (son sinónimos perfectos) está de moda en España. Tradicionalmente era una actividad de extranjeros, que acudían a la llamada del Mediterráneo, donde no hace falta llegar a mucha profundidad para encontrar paisajes marinos espectaculares. España es el país europeo con más y mejores lugares para practicar esta actividad.
El aumento de la competencia y el estancamiento de los precios lo han vuelto uno de los deportes de aventura más apetecibles también para los nativos. Según los datos de Acuc, una de las organizaciones dedicadas a impartir cursos, España es el país europeo con un crecimiento más rápido de nuevas licencias: entre 2000 y 2004 esta organización por sí sola emitió unas 30.000 titulaciones. Se calcula que en España hay entre 300.000 y medio millón de aficionados de las profundidades marinas.
Un curso de un fin de semana, con diez inmersiones, cuesta unos 300 euros
El buceador es un animal civilizado, y procura llevar los documentos en regla, aunque, como dice Luz Murube, monitora de la escuela ZOEA, 'nadie te va a pedir un carné bajo el mar'. Pero es muy poco recomendable adentrarse en las profundidades sin haber recibido algunas lecciones. Un curso de formación básica, que dura un fin de semana, cuesta unos 300 euros, lo que incluye unas 10 inmersiones.
A partir de ahí, el submarinista sigue progresando. Algunos optan por la vida disipada: el buceo 'recreativo'. Además de las consabidas observaciones de fauna marina (coral, peces tropicales), hay variantes algo más sofisticadas: excursiones a barcos hundidos, en cuevas o bajo el hielo. Los más arriesgados prueban con el espeleobuceo o buceo naturalista. 'Para eso hace falta temple, no todo el mundo puede practicarlo', aclara Murube.
Ciencia bajo el mar
El siguiente nivel de evolución es el 'buceo científico', destinado a obtener muestras biológicas y a realizar pruebas ambientales. En España no abundan las escuelas dedicadas a enseñarlo, y la mayoría de los que necesitan aprenderlo se unen a grupos universitarios. Más especializado aún es el aprendizaje de los profesionales, la clase trabajadora de los buceadores. Son trabajadores de plataformas petrolíferas, como soldadores, o bomberos, que hacen cursos de primeros auxilios y de rescates.
La explosión del buceo de los últimos años ha traído el consiguiente aumento del negocio, a pesar de que los precios no han subido, debido a la mayor competitividad y a que los materiales se han abaratado. Y el mercado aún puede crecer más. Una de las mayores fuentes de beneficios es la expedición de títulos privados. 'Hay un poco de titulitis', denuncia Murube. Para Manuel Gosálvez, de la escuela Casco Antiguo, 'falta legislación sobre las titulaciones'. 'Hay empresas extranjeras que han venido aquí con filosofías distintas, y que no han sabido adaptarse a otro tipo de aguas', aclara Gosálvez. Juan Rodríguez, de Acuc, se queja de que las administraciones 'no cuentan con los centros de formación a la hora de regular'. En caso de duda, lo mejor es optar por una escuela apoyada por alguna institución de reconocido prestigio, como Fedas, Padi y Acuc, que agrupan a la gran mayoría de centros de enseñanza de submarinismo.
El buceador es una especie sacrificada. Antes de la inmersión pueden pasar hasta dos horas en un barco pasando incomodidades: calor, frío, mareos. La diversión dura una hora como máximo. ¿Por qué bucea la gente? 'Por vivir una experiencia nueva, más que por el mar en sí', responde Gosálvez. Los científicos siguen investigando.
Claves: Dónde y cómo practicarlo
¦bull;Lugares: El que más éxito atesora es el Mar Rojo, por su situación geográfica y su precio. El Caribe, Australia, Indonesia y los trópicos en general también son destinos habituales de los buceadores. En España, las aguas cálidas del Mediterráneo y de Canarias son las más propicias.¦bull;Equipamiento: Es de dos tipos. El equipo ligero (apto para el buceo sin autonomía, hasta que el pulmón aguante) está formado por la máscara, el tubo respirador, el traje de neopreno, los escarpines o chapines, las aletas y el cinturón de lastre. El equipo pesado lo componen la botella de aire comprimido (que permite largas inmersiones), el chaleco hidrostático y el regulador. También son necesarios un cuchillo, una linterna, un ordenador de buceo, o en su defecto un reloj y un profundímetro, fundamentales para evitar permanencias excesivas bajo el agua y cambios bruscos de presión. Por 500 euros se puede comprar una equipación básica, aunque a los buceadores ocasionales (menos de 10 o 20 inmersiones anuales) puede convenirles más alquilarlo cada vez, y así se ahorran el engorroso transporte de los pesados instrumentos.¦bull;Centros de aprendizaje: Las tres grandes agrupaciones de escuelas en España son: la Federación Española de Actividades Subacuáticas (Fedas-Cmas) (www.fedas.es); la Asociación Profesional de Profesores de Buceo de Estados Unidos, Padi (http://espanol.padi.com/spanish/), muy extendida internacionalmente, y la Certificación Subacuática Americano-Canadiense, Acuc (www.acuc.es).¦bull;Precauciones médicas: Antes de empezar en este mundo, el buceador debe hacerse un reconocimiento médico. 'Es importante que el médico también bucee, o que tenga conocimientos de medicina hiperbárica', advierte Luz Murube, de Zoea.