Editorial Bosch, información jurídica a golpe de ratón
La firma catalana, con 116 años de historia, fue pionera en 1998 en aplicar las nuevas tecnologías en el sector editorial español
Afinales de la década de los noventa la editorial Bosch encargó un estudio de mercado con el que pretendía conocer la valoración de la marca. A la pregunta de cómo se imaginaban a los profesionales de la compañía, varios encuestados contestaron que 'en traje de cuadros y con manguitos'. Albert Ferré, director general de la editorial Bosch, asegura que esa anécdota simboliza el punto de inflexión en la historia de la compañía.
Fue entonces cuando se decidió abordar el cambio de imagen. 'En ese momento ya habíamos apostado por la innovación, pero estaba claro que el público todavía no lo percibía', explica Ferré. La empresa, hasta entonces denominada Casa Editorial Bosch y de capital familiar, dejó atrás la palabra Casa y se quedó en Editorial Bosch: 'Como siempre nos habían conocido'. No fue lo único que se perdió en el camino, el búho que formaba parte de su anagrama identificativo también pasó a la historia.
Bosch, dedicada a la edición de textos jurídicos, fue la primera editorial de su mercado en incorporar CD a los libros y en actualizar los libros mediante internet. Un proceso de modernización que empezó en la década de los noventa y que contrasta con los 116 años de historia de la compañía.
El origen de la editorial se remonta al año 1889 con la apertura por parte de la familia Bosch de un negocio de librería, imprenta y encuadernación en la Ronda Universidad de Barcelona. En 1924 uno de los hermanos, Antonio Bosch Oliveró, creó la editorial y diez años más tarde vendió su participación en la librería que quedó en manos de su hermano. Durante muchas décadas la editorial compaginó la edición de libros jurídicos con la de libros de texto, una actividad que abandonó a principios de la década de los ochenta.
En 1998 abrieron la primera revista electrónica jurídica en España, sin versión en papel, Noticias Jurídicas. En el año 2000 crearon una librería jurídica, 'empezó en un pequeño cuarto para dar servicio al cliente y ha tenido tanta demanda que la hemos bajado a pie de calle', cuenta Ferré. La librería factura 700.000 euros, una cantidad significativa para un negocio tan específico.
Apuesta por las tecnologías
La editorial, que creó su primera página web en el año 1995, adquirió en 1999 el 50% de la firma española de software y aplicaciones informáticas, Leggio, de Zaragoza. 'Tener nuestra propia empresa nos permitió en ese momento desarrollar productos acordes a nuestras necesidades específicas, algo que ni las grandes tenían'. La apuesta por las nuevas tecnologías se refleja en la estructura de las ventas de la editorial. A finales de 2004, el porcentaje de ingresos procedentes de ventas de libros en papel era del 72%, mientras que el 28% restante correspondía a la venta de bases de datos bajo suscripción y otros contenidos a través de internet.
Lo que nunca llegaron a plantearse los directivos de Bosch en ningún momento del proceso de cambio fue el abandono de la marca, que, según un estudio de mercado elaborado en 2001, tenía una notoriedad del 98%: 'Tuvimos claro que era nuestro activo más importante', asegura Ferré. De hecho, han podido continuar utilizándola a pesar de los intentos por impedirlo por parte de la multinacional alemana Bosch, gracias a que el fundador Antonio Bosch Oliveró tuvo 'la brillante idea' de registrarla en 1923, 'una época en la que nadie registraba nada', cuenta Ferré.
La empresa catalana también ha sido precursora a la hora de decidir dejar la gestión diaria del negocio familiar en manos de un gestor profesional externo. Fue a principios de la década de los noventa, poco después de que muriera su fundador y la compañía pasara a manos de su hijo Agustí Bosch Domènech.
La Editorial Bosch ha recibido el premio a la Innovación Tecnológica de la Generalitat de Cataluña 'por haber sabido incorporar y utilizar las tecnologías de la información como revulsivo del negocio'.
Albert Ferré: 'El editor debe ser un encantador de serpientes'
Albert Ferré (Barcelona, 1955) acaba de cumplir 50 años, por eso es un tanto sorprendente saber que cuenta con 35 años de experiencia en el sector. Empezó a trabajar a los quince años y tras una larga trayectoria profesional llegó a la editorial Bosch en 1997, cuando el director general de entonces ya había iniciado el proceso de modernización de la compañía. Ferré lleva las riendas de la editorial desde el año 2000.
Pregunta. ¿Cuál cree que es la clave del éxito en su negocio editorial?Respuesta. No tengo ninguna duda, el factor que más influye es la plantilla de autores, no puedes tirar adelante un negocio así si no tienes unos cuantos autores de prestigio que deciden publicar contigo.P. ¿Ha cambiado mucho el sector editorial desde que empezó?R. No tiene nada que ver. Pero hay una cosa que sigue siendo igual: el editor debe ser un encantador de serpientes, sobre todo en nuestro campo. Tienes que convencer a un jurista, que casi siempre se gana muy bien la vida, de que haga un libro del que se venderán pocos miles de ejemplares, y que sabe que si acepta tendrá que sacrificar unas cuantas vacaciones.P. ¿Una editorial con un producto tan específica como Bosch puede seguir creciendo?R. Llevamos varios años creciendo en facturación y este año volvemos a crecer, pero en realidad esa es una de nuestras principales dificultades. El mercado está muy limitado, tenemos 100.000 clientes potenciales, que son los que se dedican a este mundo en España, aunque los que acaban comprando son muchísimos menos. De momento vamos a seguir haciendo textos jurídicos porque es lo que sabemos hacer. Y hemos apostado por hacer productos de mucha calidad, pero con un precio más ajustado que nuestros competidores.P. ¿Se ha desarrollado el negocio de internet tal y como esperaba?R. No, la verdad es que no. Los servicios en internet tienen mucho éxito hasta que dejan de ser gratuitos, entonces el número de visitas a las páginas cae drásticamente. Pero a pesar de esta barrera uno de nuestros servicios tiene 4.000 suscriptores que pagan 350 euros al año.