Los microbios no conocen fronteras
Los trópicos reciben 950.000 españoles al año. El 10% de ellos volverá con algún mal del viajeroSalud
La apuesta que llevó a Phileas Fogg a recorrer el planeta durante 80 días en la novela de Julio Verne no tendría hoy sentido alguno. En el mundo globalizado del siglo XXI, ningún punto de la Tierra dista de otro más de 36 horas de viaje, un periodo de tiempo bastante inferior, por cierto, al que tardan en incubar la mayoría de las enfermedades infecciosas.
Este adelanto en las comunicaciones, unido al fenómeno de la inmigración y al hecho de que cada vez son más los españoles que prefieren un poco de aventura durante sus vacaciones, ha provocado un significativo aumento de la importación y exportación de enfermedades. En España, 950.000 viajeros al año precisan de consejo sanitario antes de salir de viaje y 95.000 de ellos acude al médico a la vuelta, aquejado de molestias como diarrea, fiebre o infecciones cutáneas, los tres síntomas más frecuentes.
Porque las enfermedades tropicales han dejado de ser una curiosidad en las consultas de los ambulatorios. Y, si la tendencia a volar a países exóticos continúa creciendo, dentro de poco dejará de producir espanto que alguien se extraiga gusanos de la piel y los meta en un tubo de ensayo mientras espera a que un médico analice el parásito que habita en él.
Con el fin de que los profesionales puedan diagnosticar rápidamente este tipo de patologías en un mundo en el que 760 millones de personas cruzan fronteras todos los años, el doctor Rogelio López-Vélez, jefe de la Unidad de Medicina Tropical y Parasitología del Hospital Ramón y Cajal, ha escrito una guía de infecciones tropicales, clasificada por países.
'Porque los microbios no conocen fronteras', explica López-Vélez, que lleva más de 20 años en la especialidad. Cuenta que España cerró el departamento de medicina colonial, a principios del siglo pasado, pero se ha visto obligada a abrir unidades de medicina del viajero, desde hace un par de décadas.
Aunque el turismo no es la única vía de contagio. Los dos millones de inmigrantes extracomunitarios que residen en nuestro país y la importación de alimentos y mascotas es otra fuente de intercambio.
López-Vélez recuerda que sólo el 2% de las muertes de españoles en el extranjero se produce por enfermedades infecciosas e invita a 'disfrutar de la vida, el exotismo y la gente de los trópicos'.
Eso sí, 'con sensatez y cabeza'. Según una encuesta realizada a pie de aeropuerto, los turistas peor informados son los que utilizan las agencias de viaje como única fuente de información. López-Vélez aconseja acudir a médicos, farmacéuticos o centros de vacunación. Con precaución, pero sin alarma. Tampoco es conveniente medicarse en los casos en que el destino elegido comporta un riesgo menor.
Perrillos de las praderas con viruela de los monos
Una joven muere de sobredosis de anfetaminas en una discoteca alemana y sus padres deciden donar sus órganos. Inexplicablemente, los receptores de sus entrañas fallecen casi instantáneamente de rabia. ¿Rabia? La solución al enigma de esta tragedia se encuentra en un viaje a la India que la joven había emprendido seis meses antes de morir. Allí le mordió un perro rabioso. No había manifestado la enfermedad, pero los receptores de sus órganos, al encontrarse inmunodeprimidos, murieron casi en el acto.A misterios como éste se enfrentan todos los días los responsables de unidades de medicina tropical, como el doctor López-Vélez.López-Vélez cuenta otro ejemplo que volvió loca a la comunidad médica estadounidense: niños infectados por la viruela de los monos, una extraña patología del remoto Zaire. Los transmisores de la enfermedad fueron unos perrillos de las praderas, muy de moda en Estados Unidos, importados por un traficante de animales.Lo más común suele ser la malaria, el dengue, los trastornos gastrointestinales o la fiebre tifoidea. Enfermedades menos 'folclóricas' que los parásitos, explica López-Vélez, pero más peligrosas.