Vicuana 2003, un rioja sin ataduras

Bilbaínas es una de las bodegas históricas de Rioja. Fundada en Haro en 1901, poco queda hoy de las viejas instalaciones, que han sido completamente remodeladas desde que en 1997 fueran adquiridas por el grupo Codorníu.

La inyección económica ha afectado al viñedo, a las naves de elaboración y crianza y a la arquitectura del edificio. Y esa actualización también ha afectado a sus vinos. Hasta la llegada, a principios de los noventa, de uno de los enólogos más reputados del panorama español, José Hidalgo, las elaboraciones habían permanecido en un cierto inmovilismo.

Los clásicos Viña Pomal y Viña Zaco, que hoy continúan produciéndose con un estilo más moderno, siempre han gozado del favor del público, pero con las nuevas directrices técnicas, surgió en 1991 La Vicalanda, un tinto que rompía con los patrones de la bodega y del vino riojano. Ahora acaban de sacar al mercado el Vicuana 2003, con el que quieren desmarcarse de la DO, elaborando lo que ellos llaman 'el rioja del siglo XXI'.

Es un tinto con un 75% de tempranillo y un 25% de graciano procedente del pago de Vicuana (11 hectáreas cerca de Haro, en la Rioja Alta). Huyendo de corsés, no se cataloga como crianza, reserva o gran reserva -como establece la DO-, aunque ha pasado por una crianza de 15 meses en barrica francesa, donde también hizo la fermentación maloláctica con sus lías, tras una larga maceración.

El vino se embotella en rama, es decir, sin filtrar y estabilizar, buscando un tratamiento lo más respetuoso posible, de ahí que en la propia etiqueta aconsejen decantarlo. Es un tinto con larga vida por delante, que se comercializa con un tiempo mínimo de botella.

Tiene una atractiva nariz de fruta madura, tonos florales y minerales, cueros y tostados de la madera. De cuerpo medio en boca, es amplio, sabroso, con nobles taninos que mejorarán con el tiempo y un final largo marcado por la fruta. Precio: 22 euros.