'La Seguridad Social nos dará un susto en seis años si no se reforma'
El líder del primer sindicato del país cree que el Gobierno aún no tiene clara la política económica que quiere hacer y eso está retrasando el diálogo social
Cumplido un año de la espectacular escenificación del pacto social en el Palacio de la Moncloa, 'los frutos no han alcanzado aún al núcleo duro del mercado de trabajo y los sistemas de protección social', a juicio del secretario general de Comisiones Obreras. José María Fidalgo (León, 1949) asegura que la negociación real 'no ha comenzado; el Gobierno sólo ha hecho susurros, no ofertas concretas'. A su juicio, este país necesita un planteamiento estratégico a seis u ocho años para salvar la competitividad, el empleo y los sistemas de protección, pero hasta ahora 'el Gobierno no ha demostrado si es capaz de hacer una política económica diferente a la del PP'. Advierte del riesgo de 'quiebra fiscal' por el debate estatutario y de 'un susto en la Seguridad Social si no se reforma ahora'.
Pregunta. ¿Está paralizada la negociación con patronal y Gobierno para reformar el mercado de trabajo?
respuesta. Hace un año suscribimos una declaración en Moncloa, muy pensada y trabajada, para abrir un proceso de concertación. Allí se pactó que todo tenía que tener un objetivo claro en tres cuestiones fundamentales para nosotros: mejora de la competitividad de la economía, de la calidad del empleo y de la protección social, porque en los tres campos España tiene serios problemas, y pueden exacerbarse en el futuro.
Hasta ahora ha habido unos acuerdos que tienen su importancia (regularización de inmigrantes para aflorar empleo sumergido, elevación parcial del SMI, mejora de las pensiones mínimas, extensión los convenios, etc.). Pero los asuntos claves de mediano interés están pendientes de resolver: mercado de trabajo y protección social.
P. ¿Están en peligro la competitividad, la estabilidad del empleo y la cohesión social si no hay acuerdo?
R. Los problemas de competitividad, empleo y cohesión son más fáciles de abordar con un acuerdo que sin él. Los tres tienen relación. Lo lógico es combinar los esfuerzos de los agentes económicos, las políticas fiscales y de regulación y los esfuerzos de los trabajadores para una senda de seis u ocho años. Los sindicatos ayudaremos a la competitividad de la economía si se toman decisiones sobre el modelo productivo manteniendo estrategias de incrementos salariales moderados, o con una negociación colectiva que incremente la flexibilidad industrial. Pero si en paralelo no hay cambios normativos que limiten la temporalidad, los esfuerzos sindicales se desincentivan. Y si no se practican políticas fiscales y sociales de cohesión, también se desincentiva el esfuerzo sindical. Pero si ponemos juntos los esfuerzos de trabajadores, empresas y Gobierno, todo se proyectará hacia el pacto.
P. Está usted dispuesto a un marco de consenso para ocho años...
R. Por supuesto: los problemas de competitividad y cohesión no se resuelven en un presupuesto. Necesitamos cinco o seis ejercicios presupuestarios para absorber el retraso que tenemos en investigación y formación. Y restablecer un mínimo de igualdad en el mercado laboral no se hace en dos decretos.
Los problemas que tiene este país para el futuro son muy graves y no tiene ya los resortes que antes tenía: la financiación europea, la fijación de los tipos de interés y de cambio, etcétera están amortizadas, como lo está el diferencial de costes laborales que teníamos con los Quince. Hay que fabricar resortes nuevos, y la foto del 8 de julio tenía esa intencionalidad; había un objetivo estratégico ambicioso evidente; yo no he firmado una carcasa vacía.
P. ¿Tiene dudas de que el objetivo del Gobierno, que lo ha proclamado desde el principio, sea incrementar la competitividad de la economía?
R. Este Gobierno todavía no ha demostrado si es capaz de hacer una política económica distinta de la del Gobierno anterior. Lo veremos en el presupuesto de 2006. En política fiscal el primer movimiento ha sido despejar las dudas sobre la posibilidad de hacer una rebaja fiscal. Si ese aplazamiento de la rebaja se invierte en sufragar el coste de las nuevas ventajas competitivas que tenemos que comprar, es lógico que nos pidan esfuerzos a los demás. De no ser así, diremos que no vemos las diferencias con anteriores políticas fiscales. Y en materia de cohesión creo que a estas alturas no haber hablado de reformas en la Seguridad Social denota una falta grave de pensamiento en materia de cohesión, y creo que o se reforma ahora o de aquí a cinco o seis años tendremos un susto. Y espero que no se atente contra la cohesión avanzando en determinados modelos de fractura fiscal en este país. Le faltan por definir muchas cosas. Este sindicato hace esfuerzos y se ofrece a tirar del carro, pero quiere Gobiernos responsables. Y no actuar en Seguridad Social, en competitividad o en temporalidad es una irresponsabilidad.
P. Ahora el Gobierno apremia y admite la posibilidad de gobernar si no hay acuerdo...
R. El ministro del ramo siempre ha dicho que no legislarán sin pacto previo, pero a mí me cuesta creer que vayan a mantener esa posición. Los Gobiernos son elegidos para legislar, y, si lo hacen, ya valoraremos. Pero a fecha de hoy desconocemos, si legisla, con qué orientación lo hará. Me habría gustado que se hubiesen pactado ya cosas: ya se sabe que cuando se pasa el ecuador de la legislatura comienzan los reflejos defensivos y la pasividad política.
Pacto social. 'Propuestas reales no hay, sólo susurros'
José María Fidalgo critica la lentitud del diálogo social, un año después del compromiso político firmado en el Palacio de la Moncloa.¿Por qué no ha avanzado la negociación?Los contactos comenzaron en marzo, pero la negociación no ha empezado. Nosotros hemos entregado un documento para intentar reducir la temporalidad o al menos frenarla (limitar el encadenamiento de contratos, atajar el contrato de obra y servicio, poner coto a las subcontrataciones). Pero el resto de las partes, Gobierno y patronal, no han entregado por escrito sus pretensiones. Sólo hay declaraciones, susurros, globos sonda. Y desconocemos por qué no se ha abierto negociación ni se ha entregado ningún documento sobre reforma de la Seguridad Social. En resumen: esto va demasiado lento. Yo no puedo saber, si los susurros no están por escrito, si tienen la firmeza de una posición o son globos sonda para ver qué le parecen a los demás.¿A qué atribuye usted esta lentitud: falta de experiencia, mal asesoramiento...?No lo sé. Pero hay que ser leales al compromiso que tomamos el 8 de julio de 2004: nos encomendamos trabajar para conseguir fines muy concretos, y hay partes que no han puesto sus propuestas. El Gobierno no ha dicho que no quiera estar en esta mesa, y además en su programa llevaba el compromiso de reducir la temporalidad; ahora no puede escurrirse: hay tres interlocutores y cada cual tiene un tercio de responsabilidad.¿Qué opinión le merecen los susurros de generalizar los 33 días de despido para todos?Todos los susurros encaminados a facilitar el despido individual o colectivo no están en los objetivos del 8 de julio. Si se precisa más flexibilidad, debe ser interna, no normativa. Se susurró también un tipo de contrato temporal largo para determinados sectores: que se hable en la negociación colectiva.